domingo, 21 de marzo de 2010

Una mujer en la Fórmula 1


El 1 de marzo de 1975 debuta Lella en la F1 la italiana Lombardi en el Gran Premio de Sudáfrica, pero abandonaba por problemas con la alimentación de nafta. Fue la segunda mujer en correr un GP en esa categoría y la única que sumó en una carrera. 


Una Gringa veloz

Maria Grazia Lombardi tenía agallas y no le temía al peligro. Su actitud ganadora la llevó a conducir de adolescente el camión de su padre, y eso le dio la posibilidad de sacar su carnet de conductora.

Pero después la chica comenzó a sentarse en autos, que manejaba a grandes velocidades. Le vieron condiciones para dedicarse al automovilismo y en 1965 comenzó a correr en la fórmula 850 de Italia. Después piloteó un Lancia HF en el nacional de turismo en circuito y también pasó por un Alfa y un BMW.

Le gustaron los monoplazas, y por eso desde 1969 participó en la fórmula Ford italiana, en donde logró un título nacional, y después en la fórmula Monza. También participó en la Fórmula III en el campeonato europeo, con un Brabham BT40.

La muchacha tenía coraje suficiente para sentarse en esos autos, casi al ras del piso, y superar los 200km por hora. Llamaba la atención su capacidad en un mundo con mayoría de hombres. 

Ella los desafiaba y le surgió la posibilidad de subirse a un Fórmula 1. Fue en la clasificación para el Gran Premio de Inglaterra en1974, aunque no clasificó con su Brabham BT 42-Ford Cosworth, con el insólito 208.

Pero en 1975, logró el objetivo. El 3 de marzo, en Sudáfrica, compitió con un March 741/2-Ford Cosworth privado (Beta Utensili Team). Y pudo largar un Gran Premio, pero debió abandonar por un problema de alimentación.

Quedaría en la historia de la F1 el 27 de abril, en el peligroso circuito urbano de Montjuic en Barcelona. En las clasificaciones se produjeron muchos roces e incidentes, y una de las voces más enérgicas la tuvo el brasileño Emerson Fittipaldi, campeón mundial de 1972 y'74, según cuenta la historiadora Marily Trincavelli de Schwander.

Tras la largada, Fittipaldi abandonó por protesta. La tragedia llegó en el giro 25 (la carrera era de75), cuando el alemán Rolf Stommelen con un Hill GH1-Ford Cosworth, perdió el alerón de atrás a más de 250km/h y el auto voló hacia la tribuna y mató a 5 espectadores. El piloto terminó con sus piernas fracturadas. La carrera se suspendió a las 29 vueltas, con Jochen Mass (McLaren) como ganador. 

Al no cumplirse la mitad de la carrera, las autoridades tomaron la decisión de tomar la clasificación final y dar sólo la mitad de los puntos estipulados. La italiana Lella Lombardi circulaba en la sexta posición y obtuvo medio punto.

Esto la convirtió en la única dama que lograría sumar en el Campeonato de pilotos de F1 a lo largo de la historia. En las 11 carreras restantes de ese año, tuvo 6 abandonos, no se clasificó en Mónaco, llegó en el 7º lugar en Alemania (Nürburgring), fue 14ª en Holanda, 17ª en Austria y 18ª en Francia, siendo su mejor clasificación el 17º puesto de largada logrado en Bélgica (Zolder). 

En 1976, ya con poco apoyo, corrió para RAM, con escasa suerte en Inglaterra, Alemania y Austria.

Lombardi después corrió en otras categorías, como en los torneos de resistencia, y también fue segunda en 1981 en los 1.000 Kilómetros de Monza. Además participó en el Campeonato Británico de Turismo. 

Esta italiana bajita estuvo signada por el mes de marzo. Nació el 26 de 1941, debutó en la F1 un 1 de ese mismo mes y falleció un 3 de marzo 1992 de cáncer.

Mujeres en la Fórmula 1
La italiana Maria Teresa de Fillipis fue la pionera de las mujeres al frente de un auto de Fórmula 1. Y junto con Lella Lombardi fueron las únicas en formar parte de una carrera.
Otras tres que intentaron el sueño de la F-1 fueron Divina Galica (inglesa), Desiré Wilson (sudafricana) y Giovanna Amati (italiana), que no llegaron a clasificarse nunca.

De Fillipis corrió en 5 grandes premios entre 1958 y 1959 (Maserati y Porsche), y su 10º puesto en Bélgica '58 fue un hito.




1975 para Niki Lauda.  En ese campeonato de Fórmula 1 de 1975 el austríaco Lauda fue el campeón con 64 puntos; segundo fue Fittipaldi con 45, y tercero quedó el argentino Carlos Reutemann con 37.

jueves, 11 de marzo de 2010

Nacía el goleador de Boca

Anotado como Roberto Cerro -después ese apellido se transformaría en Cherro-, en el barrio de Barracas nacía el niño que sería el goleador de Boca, contando la época amateur y profesional. Palermo ya lo igualó.

Ese 23 de febrero de 1907 se asomaba al mundo un niño, al que bautizaron como Roberto Eugenio Cerro, que trascendería como el máximo goleador de Boca Juniors de toda su historia.
Ese niño empezó a jugar con diez años en el club de su barrio, el Sportivo Barracas, llevado por su hermano Felipe. La pronunciación de su apellido en italiano era "cherro" y de ahí quedó el nuevo apellido. A los 17 años debutó en primera contra Porteño, cayendo 1 a 0. En 1925 pasó a Ferro, integrando una cuarta división magnífica junto con Arico Suárez (con el que se reencontraría en Boca) y Renato Cesarini.

Era de físico robusto -de primera impresión parecía que estaba excedido de peso (80 kilos)- y de cara redonda. Fueron épocas del amateurismo y Cherro, desde 1926, jugó en Boca, que ya tenía trascendencia por su gran convocatoria y fama mundial después de la gira por Europa de 1925.

Con la Selección argentina consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam y además el segundo lugar en el primer Mundial de 1930 en Montevideo, aunque por lesiones no pudo estar en ninguna de las finales perdidas ante los uruguayos.

En ese amateurismo en nuestro país, que no era tal y estaba disfrazado, porque los jugadores ya cobraban aunque no tenían contrato profesional, Cherro jugó del '26 al '30, un total de 117 partidos, y marcó 112 goles, porque 4 partidos fueron anulados y en ellos había hecho 3 tantos.

El profesionalismo se inició en el torneo de 1931 y Boca fue campeón con 19 goles de Cherro en 30 partidos. Uno de sus compañeros en el ataque de Boca era nada menos que Francisco Varallo, otro de los goleadores históricos del xeneize. De 34 partidos, ganó 22, empató 6 y perdió 6, con 86 goles a favor.

Tenía dos apodos debido a su juego. Uno era Cabecita de oro, por su notable precisión en el juego aéreo, al igual que el actual goleador Martín Palermo. El otro apodo era El apilador, por su capacidad de gambeta a la carrera, que iba apilando rivales a su paso.

En 1933 tuvo un notable desempeño en la Selección argentina cuando venció a Uruguay por 4 a 1 con sus 4 goles. En el '34 volvió a ser campeón con Boca y logró 22 goles en 33 partidos. Repitió el título en 1935, con 16 goles en 27 partidos.

El '36 fue un año negro para Cherro, porque en la 4ª fecha, ante Vélez, agredió a un árbitro y fue suspendido por 6 meses.

En 1937 vuelve a ser el goleador notable con 20 tantos en 33 partidos. Pero increíblemente en el torneo siguiente la dirigencia le pidió el retiro porque lo consideraban un veterano a los 31 años. En ese 1938 hizo su último gol, para llegar a 106 en la era profesional. Sumados a los de la época amateur son 218 en la primera de Boca.

Murió a los 58 años, el 11 de octubre de 1965, con su récord vivo.

Su marca está a punto de ser superada después de 72 años, Maestro.

De amateur
112 goles logró en la era amateur, de 1926 a 1930, entre copas y campeonatos, cuando el fútbol argentino estaba dividido en dos asociaciones.

De profesional
106 goles hizo en la época profesional del '31 al '38, con tres títulos incluidos. Suma 218 goles y Martín Palermo lleva 216. Está cerca.

301 partido en Boca
Son los que jugó Roberto Cherro entre 1926 y 1938. Fueron 305, con 221 goles, pero se anularon 4 partidos y 3 goles. Quedó la estadística en 301 y 218 goles en la primera de Boca.

sábado, 20 de febrero de 2010

Cortázar contó una pelea de Monzón




El 9 de febrero de 1974, el boxeador argentino defendía con éxito su título de campeón del mundo de los mediano, ante el campeón del mundo de los welter, José Nápoles, que abandonó en el 7º round, en París. Julio Cortázar lo contó
.


"Había llovido la noche anterior y la gente no se apartaba de los tablones, ya desde la salida del metro orientándose por las enormes flechas que indicaban el buen rumbo y Monzón-Nápoles. A todo color. Vivo, Alain Delon, capaz de meter sus propias flechas en el territorio sagrado del metro aunque le costara plata...", dice en el principio el cuento La Noche de Mantequilla, en el libro Alguien que anda por ahí, del argentino Julio Cortázar.

Ese 9 de febrero de 1974 el afamado actor francés había logrado organizar la pelea entre los dos campeones de ese momento, de mayor prestigio. En tiempos en donde sólo existía el Consejo Mundial y la Asociación Mundial, ambos eran campeones de los dos organismos. Nápoles, un cubano nacionalizado mexicano, era el mejor en el peso welter y subió de peso para enfrentar al argentino Carlos Monzón, campeón de los peso mediano.

"La gente se divertía sobre todo con lo que pasaba fuera del ring, la llegada de un espeso grupo de mexicanos con sombreros de charro pero vestidos como lo que debían ser, bacanes capaces de fletar un avión para venirse a hinchar por Mantequilla desde México, tipos petisos y anchos, de culos salientes y caras a lo Pancho Villa, casi demasiado típicos, mientras tiraban los sombreros al aire como si Nápoles ya estuviera en el ring, gritando y discutiendo antes de incrustarse en los asientos del ringside".

La pelea se hizo en una carpa de circo, en las afueras de París, Villa de Puteaux. Las doce mil entradas se agotaron rápidamente. Nápoles era un fuerte peleador con una técnica exquisita que bajaba cada rival que le ponía enfrente. Fue campeón del '69 al '75 (perdió una pelea y recuperó el título) e hizo 12 defensas. Monzón hacía su novena defensa ante Nápoles, desde que logró el título en 1970.

"... Y atrás un francés explicando que a Monzón lo iba a ayudar la diferencia de estatura, golpes de estudio, Monzón entrando y saliendo sin esfuerzo, round casi obligadamente parejo. Nápoles pega duro... dos veces había visto a Monzón tirarse atrás y la réplica llegaba un poco tarde. Era como si Mantequilla comprendiera que su única chance estaba en la pegada, boxearlo a Monzón no le serviría, como siempre le había servido, su maravillosa velocidad encontraba como un hueco, un torso que viraba y se le iba mientras el campeón llegaba una, dos veces a la cara y el francés de atrás repetía ansioso ya ve, ya ve cómo lo ayudan los brazos...en la tercera vuelta Mantequilla salió con todo y entonces lo esperable...Monzón contra las cuerdas, un sauce cimbreando, un uno-dos de látigo, el clinch fulminante para salir de las cuerdas".

Cortázar en su cuento sigue con esa maravillosa crónica de la pelea: "Mantequilla que se estaba jugando a fondo en la quinta vuelta, ahora con un público de pie y delirante, los argentinos y los mexicanos barridos por una enorme ola francesa... que atisbaba las reacciones, el juego de piernas, al final apenas uno que otro festejando idiotamente un golpe aparatoso y sin efectos mientras se perdía lo que de verás estaba sucediendo en ese ring donde Monzón entraba y salía... Mantequilla cansado, tocado, batiéndose con todo frente al sauce de largos brazos que otra vez se hamacaba en las sogas para volver a entrar arriba y abajo, seco y preciso".

Fue una de las peleas más brillantes de Carlitos, considerado uno de los mejores peso mediano de la historia del box. El castigo fue duro, el cubano-mexicano resistía, mientras Monzón lo demolía en pie.

"Los hinchas de Nápoles lo alentaban casi como despidiéndolo...Monzón buscaba la pelea y la encontraba entrando en la cara y el cuerpo mientras Mantequilla apuraba el clinch como quien se tira al agua, cerrando los ojos. No va a aguantar más. Monzón esperando para volver con un gancho exactísimo en plena cara, ahora las piernas, había que mirar sobre todo las piernas... resbalaban de lado o hacia atrás, la cadencia perfecta... Eso es un campeón. Carlitos, carajo".

Todo el mundo parado a la espera de la campana del séptimo round, un brusco silencio incrédulo y después el alarido unánime al ver la toalla en la lona. Monzón avanzando con los guantes en alto, más campeón que nunca, saludando antes de perderse en el torbellino de los abrazos y los flashes. Mantequilla abandonaba para no ser el punching-ball de Monzón".
Noche inolvidable. Maravilloso Cortázar. Usted sabía de boxeo.

Un lío bárbaro por la orina
Para esa noche de febrero del '74 Amilcar Brusa, DT de Monzón, y Tito Lectoure, el manager, habían pedido el control antidoping. Después de la pelea, la incomodidad del camarín, una casa rodante y la cantidad de gente no permitieron que se tomaran las muestras de orina. Monzón se fue al hotel y de ahí a cenar.

Los dirigentes esperaron al campeón hasta pasadas las 3 de la mañana. Orinó en un vaso y no en el frasco que tenían los bioquímicos. La prueba no sirvió y se informó sobre lo sucedido. Eso llevó a una multa que llevaría después a una sanción del Consejo Mundial, que le quitó el título (la asociación no se lo quietó). Después lo recuperó ante Valdez. Y fue el gran campeón.

14 defensas por el título
Carlos Monzón ganó el título del mundo en 1970 y luego de 14 defensas se retiró en 1977. Nunca perdió siendo campeón. Nació el 7/8/42 y murió el 8/1/95.

domingo, 6 de diciembre de 2009

El último partido en el Viejo Gasómetro


Los rostros de miradas bajas le daban la exacta dimensión a lo sucedido durante 90 minutos. Era un magro 0 a 0, con gusto a nada, y tanto a San Lorenzo de Almagro como Boca Juniors se les terminaba el año y ninguno de los dos se clasificaba a los cuartos de final. Acababan de jugar en el Viejo Gasómetro por la 14ª fecha del Nacional. Fue el 2 de diciembre de 1979.

Lo que no sabían ni los jugadores, los dirigentes y los hinchas en ese momento es que terminaban con un hecho histórico.

Iba a ser el último partido en ese estadio, que había nacido el 7 de mayo de 1916.

La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires le había dado plazo al club para la renovación de la vieja cancha con tablones de madera. Moisés Annan era el presidente de ese momento y la comisión directiva aprobó la venta de los terrenos.

Decían que "el mantenimiento de la estructura de hierro y madera es costosa y no se justifica". Y también se dijo: "Nuestro glorioso Gasómetro está próximo a desaparecer por el paso del progreso, que se lleva tablones y gramillas; muchos testigos de la historia de San Lorenzo quedarán con vivencia propia en el corazón y la sensibilidad de todos los sanlorencistas".

Ese estadio en 1929 ya tenía una capacidad para 60.000 personas y allí la Selección argentina tuvo muchos momentos de gloria. Era en forma de óvalo y las plateas bajas se ubicaban alrededor, divididas por alambrados; había un espacio plano y allí nacían las populares y las otras plateas altas.

Uno de los momentos más sublimes en el Gasómetro fue el debut del español Isidro Lángara, que le hizo los cuatro goles del 4 a 2, a River el 21 de mayo de 1939. Se convertiría en uno de los grandes goleadores del club de Boedo, con 110 en 121 partidos oficiales.

Y esa es una de las tantas historias que se montaron sobre el césped del Gasómetro de avenida La Plata. Esa última vez, hace 30 años, hubo un penal que el Loco Gatti le atajó a Coscia, también jugó el mendocino Carlos Salguero (ya fallecido) para Boca y la historia terminó sólo con el crujir de los tablones y el taconeo cuando bajaba la gente.

El terreno sería un Carrefour y la cancha se iba con el cemento del progreso a otro lado. Los pedazos de tablones de Boedo ahora son motivo de culto para los hinchas. Les queda ese recuerdo.

San Lorenzo 0

Walter Corbo
Orlando Ruiz
Hugo Pena
Miguel Angel Gette
Carlos Schamberger
Ricardo Collavini
Osvaldo Rinaldi
Rubén Insúa
Hugo Coscia
Víctor Marchetti
Mario A. Rizzi
dt: Carlos Bilardo

Boca Juniors 0

Hugo Gatti
Vicente Pernía
Francisco Sa
Roberto Mouzo
Miguel A. Bordón
Juan Ramón Rocha
Abel Alves
Carlos Randazzo
Ernesto Mastrángelo
Carlos Salguero
Orlando Carrazana
DT: Juan C. Lorenzo

Fecha: 2/12/79 por la 14ª fecha del Nacional.

Estadio: San Lorenzo. Árbitro: Teodoro Nitti

Cambios: ST 21' Sergio A. Robles por Carrazana (B), 32' Oscar Félix Rodas por Rinaldi (SL) y 36'

Víctor Mancinelli por Insúa (SL).

Incidencia: PT 14' Gatti (B) le atajó un penal a Coscia (SL).


63 años estuvo el Gasómetro.
Inaugurado en 1916, ese estadio de San Lorenzo estuvo en pie hasta el 2 de noviembre de 1979. San Lorenzo quedó sin cancha hasta el 16 de diciembre de 1993.

domingo, 22 de noviembre de 2009

A 40 años de la hazaña chacarera


El 16 de noviembre de 1969,  San Martín ganaba en La Boca.  Por el torneo Nacional los Albirrojos lograban vencer al equipo que dirigía Alfredo Di Stéfano y le sacaban el invicto. Fue la sorpresa del año ese triunfo mendocino, que quedó como uno los más brillantes de la historia.

Fue una hazaña y la historia del fútbol lo seguirá sosteniendo. Los hinchas del Atlético San Martín que vivieron ese momento, hace 40 años, lo seguirán contando tan acaloradamente como esa noche del 16 de noviembre de 1969.

Porque ese equipo transitaba su segundo torneo Nacional, luego de esos inicios en el '67, y era el mejor entre los cinco equipos del Interior que participaron esa vez. Los otros eran Talleres de Córdoba, Desamparados de San Juan, San Martín de Tucumán y San Lorenzo de Mar del Plata.

Todo era distinto y los jugadores de los equipos de la Primera división del fútbol argentino eran más conocidos por las figuritas, por la revista El Gráfico y la Goles que por la televisión.

Y además la trascendencia de un triunfo en esos torneos llegaba por la categoría y la calidad del rival. Imagínense tener enfrente al Muñeco Madurga, al conejo Roberto Rogel, al peruano Meléndez, a Rojitas, a Silvio Marzolini a jugadores que vestían la camiseta de la selección nacional, a hombres que habían jugado mundiales. Era casi lo máximo que podía aspirar un futbolista de este país cuando no se pensaba y no habían transferencias a Europa. Todo se cocinaba en nuestros límites. 

Lo que debe haber sido para Eduardo Marillack o para el Chupete Márquez enfrentar a esos fenómenos en Buenos Aires.

Y la historia del chico contra el poderoso, del desconocido del interior contra el famoso de la Capital se dio esa noche en La Bombonera. 

Boca Juniors había traído nada menos que a Alfredo Di Stéfano, de España, para que lo dirigiera. Y le iba muy bien.

Llegaba con un récord de eficacia muy alto y había igualado la cantidad de puntos lograda por River en 1932 para un inicio de torneo. En 12 partidos había ganado 11 y empatado 1, con 29 goles a favor y sólo 7 en contra. 

Y fue el Chacarero para dar la mayor sorpresa del torneo: El Gráfico tituló "La epopeya mendocina" y decía la crónica "San Martín quebró un invicto, preenó a un puntero, que parecía inecxpugnable, poero acaso lo que más importa es la forma en que consolidó la hazaña. con claridad futbolística, con limpieza de medios. Al final, el noble aplauso de la tribuna local. Una gran defensa, un inteligente mediocampo y un justo contraataque fundamentaron la victoria".

También se mencionó: "Este San Martín provocó el impacto más conmovedor de la temporada futbolística". 

Al Albirrojo manejó el ritmo del partido Marquez encimó a Madurga, Domínguez dejó patear poco al potente Nicolau, Fabián González no dejaba recibir a Angel Clemente Rojas y así lo dejó a Boca contenido y sin reacción. Hasta que a los 19 del segundo tiempo Adolfo Soto se fue por la derecha y envió el centro para que Achával, de zurda, consiguiera el único gol del partido. La cancha de Boca, se quedó sin latir. Se paralizó.

Ese Nacional Boca salió campeón y la mancha negra, la única fue esa derrota ante San Martín. Frente a ese equipo que dejó su marca en la historia del fútbol argentino al cortarle el invicto a esos notables que salieron de las figuritas y los posters . Tocaron el cielo.  


Héroes de una gesta deportiva

Esos hombres ahora son abuelos en su mayoría, algunos como el Gringo Reggi gozan con el presente de sus hijo Gustavo que hace goles en su querido San Martín. Casi todos están lejos del mundo del fútbol. Con sus achaques propios de la edad con pelo blanco o extrañando la cabellera. Otros como el arquero suplente Peralta, ya no están.

Esos hombres tuvieron su momento de gloria, en donde subieron al pedestal como héroes modernos de una gesta deportiva. 

Este recuerdo es un homenaje para ellos, los que jugaron, los que estaban en el plantel, los que lavaban la ropa, los que cortaban el césped. Y también el roconocimiento atraviesa las fronteras de los deportistas porque también llega para Juan José Martínez, periodista de este medio, que estuvo en ese partido trabajando para El Diario, de Mendoza, y puede contar la historia.

Para todos los que participaron hace 40 años de esa epopeya este es un pequeño homenaje.

Boca Juniors (0)
Rubén Sánchez
Rubén Suñé
Julio Melendez
Roberto Rógel
Silvio Marzolini
Norberto Madurga
Migel A. Nicolau
Orlando Medina
Ramón Ponce
Angel C. Rojas
Ignacio Ramón Peña
DT: A. Di Stéfano

San Martín (1)
Enrique Reggi
Antonio Vergara
Osvaldo Sosa
Fabián González
Eduardo Marillack
José Tebez
Rodolfo Domínguez
Luis Márquez
Ernesto Czentoricky
Adolfo Soto
Miguel Rito Achával
DT: Alejandro Mur

Fecha: 13ª del torneo Nacional, 16 de noviembre de 1969. Estadio: Boca Juniors.
Arbitro: Alvarez.
Gol: ST 19' Achával.
Cambios: ST al inicio Aldo Villagra por Peña (B) y Rubén Ambroggi por Domínguez (SM). A los 32' Achával salió lesionado.

Tres veces los mendocinos
Esa de 1969 fue la 1ª victoria de un mendocino en la cancha de Boca, la 2ª fue una goleada de Gimnasia, 5 a 1, el 17/12/78 y la 3ª es reciente, el 20/9/09, Godoy Cruz por 3 a 2.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Un mendocino en la Buenos Aires - Caracas



El 8 de noviembre de 1948, el automovilista Víctor García, de General Alvear, disputaa la 14ª etapa y entraba primero en la capital de Venezuela, al haber ganado el último tramo de la larga competencia que había empezado en Buenos Aires el 20 de octubre. Fue una epopeya.

La carrera más grande del automovilismo sudamericano fue el Gran Premio América del Sur que atravesó Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. Precisamente la largada en Buenos Aires y la llegada en Caracas la hicieron conocer a través de los años posteriores simplemente como "La Buenos Aires-Caracas".


Del 20 de octubre al 8 de noviembre de 1948 se desarrolló la carrera que tuvo 9.500 kilómetros de recorrido por rutas asfaltadas mezcladas con caminos de tierra y senderos que jamás habían sido transitados por automóviles. Por rutas en el llano a nivel del mar y por altiplanos en alturas de más de 4.000 metros.

Fueron 141 los autos que largaron y sólo 44 los que llegaron a la meta en Venezuela tras las 14 etapas. Y entre esos arriesgados pilotos que corrían las cupecitas, en su mayoría Ford y Chevrolet, estaban nada menos que Juan Manuel Fangio, quien luego sería quíntuple campeón mundial; José Froilán González, quien fue subcampeón de la F1 y ganó varias competencias, y los mejores automovilistas argentinos de la época, como los hermanos Gálvez y Toscanito Marimón.
Incluso en la 7ª etapa entre Lima y Tumbes, en Perú, Fangio tuvo un vuelco en el que murió su acompañante Urrutia y, por supuesto, debió abandonar.

Entre tantas anécdotas y hechos fatales como risueños que merecen ser destacados, está la recordada última etapa de Valera a Caracas, ganada por el mendocino, oriundo de General Alvear, Víctor García.

En las crónicas contaban que "el clasificador parecía lapidario antes de largar de Valera. Oscar le llevaba 3 horas a su hermano Juan, 4 horas 55 minutos a Marimón y 5 horas 10 minutos a Marcilla".

Los hermanos Gálvez habían arreglado la noche anterior que no se arriesgarían en el último tramo, ya que los primeros puestos estaban garantizados. En los primeros 200 kilómetros, las posiciones lo tenían a Juan Gálvez primero, seguido por su hermano y tercero Marimón.

Víctor García, en un tramo de sólo 50 kilómetros, apretaba el acelerador para superar a cinco autos y se pone en cabeza por tiempo neto. A 250km de la meta, en las proximidades de San Rafael de Omoto, el Ford de Juan Gálvez tras saltar un badén se sale del camino y cae en un zanjón. Se detuvieron casi todos los pilotos para intentar ayudarlo.

Fue cuando Víctor García le pidió a Marimón que lo dejara seguir, para darle una alegría a la gente de Mendoza. Fue el único que continuó el camino.

Oscar intentó sacar el auto de su hermano Juan. Como no pudo siguió la marcha, pero a los pocos kilómetros su motor reventó. Juan finalmente es sacado de la cuneta y tras reparar la caja de velocidades, vuelve a la carrera, y llegaría en el 37º lugar, perdiendo de esa manera su segundo lugar.

El mendocino García continuaba su ritmo con cuatro minutos de ventaja sobre sus perseguidores. Ventaja que aumentaría a 8 minutos tras cruzar Los Teques, a sólo 25 kilómetros de la meta. El mendocino fue el que se quedó con la gloria de ganar la última etapa con su Ford, que estaba un poco golpeado por un vuelco sin consecuencias. El público ovacionó al primer héroe en recorrer los 9.579,4 kilómetros y Oscar Gálvez se quedó sin nada.

La 14ª etapa
Piloto    Auto   Tiempo
1 Víctor García Ford 7h4'56"
2 Eusebio Marcilla Chevrolet 8h7'46"
3 Ricardo López Ford 8h8'37"
4 Domingo Marimón Chevrolet 8h9'32"
5 Guido A. Maineri Ford 8h14'7"


La General

1 D. Marimón Chevrolet 118h37'18"
2 E. Marcilla Chevrolet 118h49'59"
3 Juan aGálvez Ford 119h7'59"8
4 S. Ataguile Ford 122h21'45"
5 D. Bojanich Ford 122h30'58"
6 M. Merino Ford 123h58'47"
7 V. García Ford 124h2'0.4"


García también ganó en TC


Por el campeonato argentino, Víctor García se impuso en 1949 en el circuito Mar y Sierras. El autódromo de General Alvear lleva su nombre como homenaje.

Video: avance del documental "La Caracas", sobre el Gran Premio de la América del Sur 
La Buenos Aires - Caracas


martes, 13 de octubre de 2009

Argentina clasificaba al Mundial Alemania 1974



El 7 de octubre de 1973 vencía a Paraguay 3 a 1 en la cancha de Boca y lograba el pasaje a Alemania 1974. El temor por la eliminación rondaba por la Bombonera pero el Ratón Ayala y sus compañeros cumplieron su objetivo.

El país en 1973 esperaba que Juan Domingo Perón asumiera por tercera vez la presidencia de Argentina. Esta vez con su mujer María Estela Martínez de Perón (Isabelita) como vice. Venía a suceder a Héctor Cámpora y el General se disponía a tomar tomar la presidencia el 12 de octubre.

Y al fútbol argentino lo acuciaba el temor de no entrar al Mundial de Alemania de 1974, y que tuviese una ausencia como pasó en México '70.

Por eso se armó un equipo especial para competir ante Bolivia en La Paz -ganó 1 a 0 con gol del mendocino Ramón Fornari- y el DT Enrique Omar Sívori tuvo la más amplia libertad para elegir al plantel y trabajar con él por mucho tiempo. Por eso se mandó a un grupo de jugadores a que se prepararan en zonas de altitud similar a La Paz. Después Sívori optó por hacer una equipo variado, entre los que habían ido a la altura y los que habían entrenado en el llano.

Le había ganado también a Bolivia en la cancha de Boca 4 a 0 y había empatado ante los paraguayos en Asunción (ahí jugó el mendocino Roque Avallay) 1 a 1.

Pero también Paraguay superó a los bolivianos de visitante y la última fecha del grupo 2 los encontró con 5 puntos a Argentina y Paraguay.

En esa época se jugaban por zonas de 3 o 4 equipos y no todos en el mismo grupo como ahora, por eso si perdía un encuentro podía significar la eliminación del Mundial. Al paraguayo Heriberto Correa, de Vélez, le pidieron que se nacionalizara para jugar para la Selección nacional.

Ese 7 de octubre de 1973 la cancha de Boca presentaba un lleno total con la Selección nacional jugándose el pasaje al Mundial '74. El equipo formado por Sívori fue con: Daniel Carnevali; Enrique Wolff, Francisco Sá, Ángel Bargas y Heriberto Correa; Miguel Brindisi, Roberto Telch y Carlos Babington; Ramón Ponce, Rubén Ayala y Enrique Chazarreta. Al inicio del ST entró Agustín Balbuena por Babington y a los 8' el cordobés Carlos Guerini por Telch.

Sorprendió Paraguay con un gol en el primer tiempo y empató el Ratón Ayala, de penal a los 34'. Después el mismo delantero del Atlético Madrid logró el 2 a 1 a los 11' (ST) y el tercero fue de Guerini a los 40'.

A los jugadores argentinos les renació la calma: estarían en el Mundial.

Dentro de lo desorganizado que se manejaba el "tema selección" se logró el objetivo planeado.
Argentina estaría en otro Mundial y no se perdería ninguno de los que vinieron hasta el 2006. Que se repita.

El Ratón
Rubén Ayala fue el jugador emblema de esa selección que logró el pasaje al Mundial '74. Anotó 5 goles en 4 partidos. Había sido goleador en el San Lorenzo campeón del Metropolitano y del Nacional '72. En Atlético Madrid lograría un título en la Liga, una Copa del Rey y una Copa Intercontinental. Fue famoso también por una publicidad de unos botines en donde decía "En Europa no se consiguen" con su voz "de pito".

Sexto Mundial
Era la sexta vez que iba a jugar un Mundial de fútbol. Lo había hecho en 1930, '34 (había renunciado en '38, '50 y '54), '58, '62, '66 (eliminado en '70) y se clasificaba a Alemania '74.

sábado, 19 de septiembre de 2009

La intercontinental del Inter



El 15 de setiembre de 1965, por segundo año consecutivo el equipo italiano le ganaba la copa a Independiente de Avellaneda en 1965. El mendocino Avallay no pudo con el "catenaccio". La sospecha de dopaje siempre persiguió al equipo italiano.


Justo a los Rojos de Avellaneda les iba a tocar enfrentar al campeón europeo invencible en su época.

Independiente, que logró el título de la Libertadores de 1964, había perdido ante el Inter de Milán, que dirigía el argentino Helenio Herrera, la copa Intercontinental, en una definición en España, tras haber ganado cada uno su partido de local.

Y al año siguiente, en 1965, otra vez se vieron las caras los mismos equipos. Los Rojos volvían a ser campeones de América con la presencia del mendocino Roque Avallay, de tan sólo 19 años. El 8 de setiembre los italianos ganaban 3 a 0 y en la revancha en Argentina el partido terminó 0 a 0, el 15 de setiembre.

Contra el catenaccio no se podía. Ese sistema defensivo que aplicaban los italianos, con un líbero detrás de la línea de cuatro, les dio muchos réditos en los años '60. Así le pasó al Inter, que logró el triple título del campeonato de su país, la Eurocopa y la Intercontinental dos años consecutivos.

Herrera es uno de los DT más triunfadores de la historia, con títulos en Francia (Red Star), en España con el Atlético Madrid, con el Barcelona, en plena época del poderío del Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, y en Italia con el Inter y la Roma. Además, dirigió los seleccionados nacionales de esos tres países.

Aunque de su época en Italia y más precisamente de su paso por el Inter lo ensucian las manchas del uso de pastillas, inyecciones y otra clase de drogas.

Cuarenta años después, Ferruccio Mazzola, ex jugador, hermano del delantero Sandro Mazzola, acusó a Herrera de haber llenado de anfetaminas y otros estimulantes a sus jugadores y de haber provocado la muerte de siete de ellos.

Giacinto Facchetti, que llegó a ser presidente del Inter (murió en el 2006), y Mariolino Corso, prefirieron guardar silencio.

La lista de muertes sospechosas resulta contundente:

-Armando Picchi, el capitán, falleció a los 36 años como consecuencia de un tumor en la columna vertebral, en 1971.

-Marcello Giusti, de un cáncer en el cerebro, a los 54, en 1999.

-Carlo Tagnin, de un cáncer en los huesos en 2000, a los 66 años.

-Mauro Bicicli, de un cáncer de hígado, a los 66, en el 2001.

-Ferdinando Miniussi, el arquero suplente, de una cirrosis, a los 61, en 2001.

-Giacinto Facchetti murió de cáncer de páncreas, a los 64.

-Enea Masiero murió de cáncer este año.

-Pino Longoni sufre una vasculopatía y debe moverse en una silla de ruedas.

Ferruccio Mazzola también explicó: "Los suplentes tomábamos más pastillas porque Herrera hacía ensayos clínicos con nosotros. Por eso sufrimos más las consecuencias". Los muertos por cáncer, ninguno mayor de 66 años (excepto Masiero), eran suplentes . Los más ilustres eran Picchi y Facchetti.

"No puedo saber exactamente qué nos mezclaba Herrera con el café, pero creo que se trataba de anfetaminas", declaró a la revista L'Espresso.

"Una vez, después de un Como -Inter en 1967, estuve 3 días y 3 noches en un estado de alucinación total, como un epiléptico", añadió.

En 1968, Herrera se fue a dirigir a Roma y al año siguiente, 1969, murió Giuliano Taccola, un futbolista de ese club.

Taccola había sido operado de las amígdalas y sufría ataques de fiebre tras la intervención. No podía jugar, pero Herrera le imponía las mismas inyecciones que al resto del plantel.

Tras una de esas inyecciones, en el vestuario del estadio del Cagliari, Taccola sufrió unos minutos de convulsiones y murió. "Vámonos, está muerto. Nosotros no podemos hacer nada y el miércoles tenemos otro partido", comentó Herrera con absoluta frialdad, según la versión ofrecida por Giacomo Losi, capitán de la Roma en aquella época.

La Fiorentina de principios de los '70 es otro caso famoso: ya van 3 muertos y 5 enfermos graves. Pero ahí no estuvo Herrera.

Si Herrera hacía jugar con "nafta súper" o sus equipos tenían "ayudín", no se comprobará jamás.
Pero algo raro hubo. Humm...

H.H. era Helenio Herrera. También apodado El Mago, el DT argentino, al morir el 9 de noviembre de 1997, le dejó sus apuntes a Giacinto Facchetti. Había nacido el 10 de abril de 1910 en Buenos Aires.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Llegaba la selección juvenil


El 10 de setiembre de 1979, tras ganarle a la Unión Soviética 3 a 1 y consagrarse en Japón campeón del mundo el seleccionado arribaba al país, mientras una Comisión de Derechos Humanos investigaba a las atrocidades de la junta militar.


En ese setiembre de 1979 otra vez el gobierno militar que pisoteaba los derechos civiles y mantenía lejos a la democracia iba a tener otro argumento propagandístico.

Porque la selección argentina juvenil deslumbraba en el Mundial de su categoría en Japón y ganaba el título con Maradona, Ramón Díaz y otros pibes que tendrían posterior trascendencia.

Y ese clima que se respiraba desde el año anterior tras la victoria de la Selección mayor en el Mundial tuvo otra vez ebullición desde el mismo gobierno, apoyado por medios periodísticos que instaban a que la gente saliera a la calle a festejar. Todo esto sucedía mientras la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitaba el país para recibir denuncias y realizar un informe. Llegó el 6 de setiembre de 1979 y concluyó su labor el 20.

Según el libro Nunca más, "(la comisión) elaboró un informe que, pese a su importancia, no tuvo difusión en ese momento en la Argentina. El número total de denuncias que recibió la comisión fue de 5.580, de las cuales eran nuevas 4.153, y 1.261 comunicaciones se referían a casos ya registrados y que estaban en trámite".

Durante su permanencia en el país la comisión se entrevistó con algunas autoridades nacionales, tales como el teniente general Jorge R. Videla, los integrantes de la junta militar (Viola, Graffigna y Lambruschini) y los ministros del Interior (Harguindeguy) y de Justicia (Rodríguez Varela). Además de Buenos Aires estuvieron en Córdoba y Santa Fe.

Argentina fue campeón juvenil el viernes 7 de setiembre y ese día, mientras por las radios se divulgaba hasta el cansancio el eslogan "Los argentinos somos derechos y humanos", como respuesta a la comisión, el presidente de facto Jorge Videla salía al balcón de la Casa Rosada a saludar a miles de chicos de las escuelas secundarias que habían faltado a clases usando como pretexto el campeonato logrado.

El lunes 10 de setiembre, cuando arribó la selección juvenil desde Japón, la bienvenida fue multitudinaria y Videla les ofreció una recepción a los chicos dirigidos por César Menotti. Las 250.000 calcomanías encargadas por el gobierno estampaban los autos de la Capital Federal, como queriendo tapar la verdad. Y Diego Maradona le decía a Videla: "Este triunfo es para usted y para todos los argentinos".

El informe demostró que había argentinos inhumanos, torturadores y asesinos.

Colaboradores del proceso

José María Muñoz, más conocido como el Gordo o como el Relator de América por radio Rivadavia, fue uno de los más eufóricos en la campaña "Los argentinos somos derechos y humanos".

Decía al aire "Vayamos todos a la Avenida de Mayo y demostremos a los señores de la Comisión de Derechos Humanos que la Argentina no tiene nada que ocultar". En tanto, largas colas de familiares de desaparecidos hacía sus denuncias.

También la revista Gente editaba en su tapa un título de Carta Abierta sobre derechos humanos con la foto de Maradona festejando un gol.

El subdirector y encargado periodístico era Samuel Chiche Gelblung y en sus páginas resaltaba a los familiares de las víctimas de hechos subversivos pero nunca se refería a los caídos por torturas y los miles y miles de torturados y desaparecidos sin juicio previo.

Así se movían ciertos periodistas que apañaban al proceso militar.

domingo, 6 de septiembre de 2009

La saeta rubia

El 4 de setiembre de 1960, el Real Madrid -con los argentinos Domínguez y el gran Alfredo Di Stéfano- , arrasaba a Peñarol de Montevideo por 5 a 1 y ganaba la primera Copa entre europeos y sudamericanos. El Real lograba un ciclo incomparable.

Ese 1960 había marcado al gran equipo de Peñarol de Montevideo como el primer campeón de la Copa Libertadores de América.

Y también en ese año Real Madrid culminaba uno de los ciclos deportivos más exitosos de la historia. Además de los títulos españoles lograba por quinta vez consecutiva ganar la Copa de Campeones de Europa.

Ya desde mucho antes el dirigente francés Henri Delaunay tenía la idea hacer una confrontación para definir al mejor equipo del mundo. Y justamente quería que jugaran el campeón europeo con el de Sudamérica (por América), que eran los dos continentes con supremacía en el fútbol.

Por eso, al ganador de esos partidos, local y visitante, lo llamaban campeón del mundo de clubes.

El 3 de julio en el Centenario, lugar en donde se había jugado la final del primer Mundial de selecciones en el '30, salían a la cancha los fogosos jugadores del Carbonero dispuestos a vencer a ese "invencible" equipo en donde deslumbraba La Saeta Rubia, ese delantero que hacía largo rato era el mejor de Europa y para muchos el mejor del planeta fútbol. Era Alfredo Di Stéfano, nacido el 4 de julio de 1926 en el barrio de La Boca, y consagrado en el fútbol en River Plate. Pasó un año a préstamo por Huracán y después fue campeón y goleador con 27 tantos del Millonario de 1947; también fue campeón de la Copa América con la Selección argentina ese año.

Después emigró al fútbol colombiano y en 1953 debutó en el Real Madrid para darle ocho títulos en diez años.

Pero en esa primera final de la Intercontinental el campo embarrado del Centenario no permitió lucimientos e igualaron 0 a 0.

Ni los propios uruguayos se esperaban lo que pasaría en la revancha el 4 de setiembre ante 120 personas en el estadio Chamartín, del Real Madrid, también llamado Santiago Bernabeu en honor a su presidente activo. En sus páginas de historia la FIFA consigna que "el encuentro fue televisado a 13 países con una audiencia cercana a los 150 millones de personas".

El Real Madrid saltó al campo con un ímpetu desmedido y a los diez minutos ya ganaba por 3-0 gracias a dos magníficos tantos de Puskas y uno de Di Stéfano. Herrera y Gento se unieron a la fiesta de fútbol de aquella noche memorable y Spencer rubricó el gol de la honra uruguaya. La velocidad que los Blancos le imprimieron al balón y su constante control del juego no dejaron ninguna oportunidad a los Charrúas, a quienes sólo les quedó reconocer la superioridad de su rival.

El Real consumaba la obra final dentro de un fútbol veloz y ofensivo que deleitaba a sus hinchas hinchas y a los simpatizantes rivales. Dentro de ese esquema Di Stéfano estaba por toda la cancha y la historia lo reconoce como uno de los mejores.

Sin discusiones

El Real Madrid formó con Rogelio Domínguez, José E. Santamaría, Zárraga, Marquitos Alonso, Vidal, Pachín Pérez, Herrera, Del Sol, Di Stéfano, Puskas, Gento. Peñarol con: Luis Maidana, F. Majewski, William Martínez, Santiago Pino, Milton Alves Da Silva (Salvador), Walter Aguerre, Luis A. Cubilla, Linazza, Hohberg , Spencer y Borges. Los goles fueron: PT 2' y 8' Puskas, 3' Di Stéfano y 40' Herrera (RM). ST 9' Gento (RM) y 35' Spencer (P).

7 a 3 en la final
Goleada en Escocia. Para llegar a ser campeón de Europa en 1960 disputó siete partidos (ganó 6 y perdió 1) con 31 goles a favor y 10 en contra. En semifinales eliminó a Barcelona y en la final jugada en Glasgow, Escocia, venció a Eintracht de Frankfurt por 7 a 3 con 4 de Puskas y 3 de Di Stéfano.

418 goles en el Real Madrid
Según la estadística de partidos oficiales y amistosos, Alfredo Di Stéfano anotó 418 goles en 510 partidos en ese club. En su campaña total fueron 712 goles en 918 partidos.

Imágenes de aquel partido, de un informe de la televisión española en YouTube.

domingo, 30 de agosto de 2009

Moría José Manuel Moreno




Se apagaba en Merlo a los 62 años una vida de noches de tangos, alcohol y triunfos deportivos. Muchos lo consideran el 5º mejor futbolista de Sudamérica del siglo XX, detrás de Pelé, Maradona, Di Stéfano y Garrincha.


Nació ahí nomás de la cancha de Boca, en la calle Brandsen, ese 3 de agosto de 1916, y sus anhelos iban prendidos a jugar alguna vez en la primera de los Xeneizes. Pero al Rulito no lo aceptaron después de probarse para la 5ª división. El pibe trabajaba repartiendo, en una carro a caballo, la ropa de un lavadero que trabajaba con los barcos anclados en el Riachuelo. Después entró en los talleres de editorial Atlántida, que imprimen la revista El Gráfico. Seguía soñando con jugar en Boca, pero el destino lo llevó a una práctica de la 5ª de River. Y quedó.
Jugó en la cuarta especial que ganó dos títulos seguidos '33 y '34 y el DT de la primera se lo llevó a una gira por Brasil en donde compartió momentos y vestuario con Bernabé Ferreyra y Carlos Peucelle. Y con 18 años debutó ante Platense en el '35 con un triunfo por 2 a 1 y un gol.
La gente vio con asombro a ese muchacho de gran físico llamado José Manuel Moreno. Jugaba de volante ofensivo, en el equipo en donde el mendocino Bruno Rodolfi (ex Gimnasia) era el cinco.

Fue campeón con River en el '36 y '37.

Su fama trascendía el fútbol porque eran un eximio bailarín de tango y un conocedor de la noche porteña. "A mí me reprochaban mis noches milongueras, pero ¿sabés que lindo entrenamiento es el tango para los jugadores? Tenés ritmo en una corrida, manejo de perfiles, trabajo de cintura... Mirá que en una de esas anduve bien por bailar tango por las noches", contaba José.

Esas salidas nocturnas siempre se regaban con abundante alcohol y muchas anécdotas que cuentan de sus llegadas una hora antes del partido. Lo tenían que meter a la ducha y darle café para sacarle la resaca. Pero el mismo Moreno relató que "decidí portarme bien. Nada de trasnochar y sólo leche para beber, durante una semana. El domingo jugamos con Independiente en el Monumental y a los 10 minutos no podía respirar. No estaba acostumbrado a ese régimen de vida y jugué mal. Fue la tarde que De la Mata hizo un golazo".

Fue también campeón en el '41 y el '42 con el equipo apodado La Máquina debido a su perfección de movimientos. En el '44 se fue a México con Rodolfi y fue campeón con el España, de ese país. Volvió en el '46 y se "cayeron los alambrados" de la cancha de Ferro, cuando reapareció. Ahí comenzó a ser el Charro Moreno.

Y un tal Alfredo Di Stéfano fue su compañero de ofensiva. Ganó su último título con River.
En el '49 se fue a la Universidad Católica de Chile para ser otra vez campeón. Se dio el gusto de jugar en Boca en 1950, pero se rompió los ligamentos y sólo jugó una rueda.
Pasó por Defensor de Uruguay y Ferro y se fue a Colombia para ser campeón con Independiente de Medellín (es el único futbolista campeón en 4 países). Jugó y fue DT hasta su retiro con 44 años en 1961.

Siguió bailando tangos y dirigió al Deportivo Merlo en Primera C, para apagarse el 26 de agosto de 1978. Un corte y una quebrada.

Charro fue su apodo
Cuando regresó de México se lo apodó Charro. A su muerte, tras dirigir a Deportivo Merlo se denominó a la cancha con su nombre y al equipo se lo conoce como Charro.

Bailate un tango
El tango fue una de sus pasiones. Era un gran bailarín (aquí con la actriz y cantante Tita Merello). Se casó con la actriz Pola Alonso y su segunda esposa fue la hija del cantante tanguero Alberto Echagüe.

lunes, 24 de agosto de 2009

La raza superior

James Cleveland Jesse Owens fue el atleta dominante de los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936 al ganar las medallas de oro en los 100 y 200 metros, la posta 4x100 metros y el salto en largo. Fue la estrella del '36.

En el mismo estadio en donde actualmente asombra el jamaiquino Usain Bolt, 73 años atrás otro hombre de raza negra conseguía alterar los sentidos del mismísimo Adolf Hitler. Porque en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, Jesse Owens (nacido en Alabama, EE.UU., el 12 de setiembre de 1913) ganaba 4 medallas de oro y hacía añicos las teorías nazis sobre la "raza superior" referidas a los arios.

El 3 de agosto en los 100 metros derrotó a su compatriota Ralph Metcalfe; un día después se impuso en el salto en largo; el día 5 logró la tercera medalla de oro en 200 metros; y el 9 de agosto con otros tres compañeros ganó la posta 4x100 y se colgó al cuello su cuarto otro olímpico en atletismo. Recién en 1984 Carl Lewis en Los Angeles consiguió igualar la proeza de las 4
medallas.

"Sus piernas, perfectas bielas de ébano, fuertes y cortas, se alzan bajo su erguido tronco. Su zancada es estrecha, precipitada, de una velocidad extrema", escribió Jacques Goddet, el periodista creador del diario francés L'Equipe.

Se ganó el apodo de El Antílope Negro cuando en 90 minutos, el 25 de mayo de 1935, en Ann Arbor, Michigan, estableció cuatro récords mundiales. Igualó el récord mundial de 100 yardas (91 metros, en 9s4d ) y batió las marcas mundiales de salto en largo (8,13 metros, un récord que duró 25 años), 220 yardas (201 metros en 20s3d) y 220 yardas con vallas (22s6d). Para muchos críticos este hecho es considerado una de las mayores proezas del atletismo.

Un año después le demostró al mundo que sus marcas, esta vez en metros y con distancias tradicionales, no habían sido una casualidad.

Hitler optó por no participar en ninguna premiación de ningún deporte y Owens mencionó que "el Canciller se levantó, me saludó con la mano y yo le devolví la señal". Paradójicamente, en Alemania Owens pudo viajar y hospedarse en los mismos hoteles que los blancos y cuando llegó a EE.UU. no fue invitado a la Casa Blanca a darle la mano al presidente y además no pudo viajar en la parte de adelante en los ómnibus y "tuve que volver a la puerta de atrás".

Volvió a trabajar de botones en el hotel Waldorf-Astoria y para ganarse la vida comenzó a correr contra caballos. Owens siempre ganaba, pero no porque fuera más veloz que el caballo, eso era imposible. El disparo de largada se efectuaba cerca del caballo, que se asustaba y cuando se recuperaba, Jesse le había sacado ventaja para ganarle. El público se divertía.

Fue un activo luchador por los derechos de los negros en EE.UU. y le llegaron reconocimientos, como una calle con su nombre en Berlín.

Un atado de cigarrillos por día durante gran parte de su vida le comieron los pulmones. Murió de cáncer el 31 de marzo de 1980.

No era invencible
Las 4 medallas de oro en Berlín '36, bajo la mirada de Adolf Hitler
10s 3d para los 100 metros
Con esa marca ganó el oro el 3 de agosto. En los cuartos de final había obtenido el récord mundial con 10s2d

8,06m para el salto en largo
Con esa marca logró su segundo oro ( 4/8/36). Su récord mundial de 8,13, en 1935, permaneció 25 años.

20s7d para los 200 metros
Owens logró el oro el 5/8/36; un año antes había batido la marca mundial con 20s3d.

39s8d en la posta 4x100 metros
Fue nuevo récord mundial la marca lograda por EE.UU. (Owens, Metcalfe, Draper y Wykoff).

Lewis lo igualó en 1984
Carlos Lewis en los Juegos de Los Angeles '84 corrió los 100 metros en 9s99c, los 200 metros en 19s80c; intervino en la posta 4x100 de EE. UU. con 37s83c y saltó 8,54m en largo.

miércoles, 19 de agosto de 2009

De la finca al TC: ganaba Alfredo Manzano

Un 13 de agosto, por una fecha del torneo argentino de TC, el piloto de General Alvear se imponía en 25 de Mayo (Buenos Aires) y sus hermanos José (5º) y Juan Carlos (6º) lograban algo irrepetible para el automovilismo mendocino.

Los cosechadores con el tacho lleno al hombro sentían el rugir de los motores y ya sabían que llegaban los hijos del patrón. Giraban sus cabezas, mientras hacían proezas con sus tijeras cortando racimos, para mirar a esos intrépidos que andaban a toda velocidad. Desde las fincas o desde las bodegas, cuando pasaban levantando tierra por las calles de Alvear Oeste todos se asomaban para ver a alguno de los hermanos que iban al volante.

El padre, el español Juan Manzano Castilla, había sido uno de esos emprendedores que se dedicaron a la vitivinicultura y así había visto crecer la bodega, los viñedos y los vinos Manzano.

Eran tiempos en que se hablaba de millones de hectolitros y de miles y miles de quintales elaborados por esa bodega de General Alvear.

Y por eso los muchachos, primero José (ahora tiene 76 años) y luego Alfredo (que tenía 68 cuando murió, en abril de este año) Juan Carlos (62), quisieron meterse en el mundo de la velocidad con los grandes de la época. Dejaron de hacer derrapes en su ciudad para empezar a codearse con figuras como Carlos Pairetti, Carlos y Rodolfo Marincovich, Néstor García Veiga, Eduardo Copello, el jovencito Roberto Mouras, Juan Manuel Bordeau, Gastón Perkins o Cacho Fangio (sobrino de Juan Manuel).

El 30 de julio de 1967, José Manzano se impuso en la Vuelta de Salto con su Torino particular, superando a los poderosos equipos oficiales. Fue su único triunfo.

Y así el alvearense se metió entre esos pilotos que salían en las figuritas y que los autitos de plástico, esos que los niños llenaban con masilla para hacerlos más pesados y dirigibles, llevaban sus nombres estampados.

José les competía a esos famosos ganadores. Después llegaría el tiempo en que sus hermanitos dejarían de gastar gomas en las calles del Sur. Pero no podían dejar de "meterle pata al acelerador" y cuentan que el Patón Manzano (José) hizo los 90 kilómetros de Alvear a San Rafael en 23 minutos (¡a un promedio de más de 230km por hora!).

El día de los hermanos Manzano llegaría el 1 de agosto de 1971, en la 9ª fecha del torneo de Turismo Carretera en el circuito trazado en la localidad bonaerense de 25 de Mayo, en las rutas 46 y 51. Porque se produjo el triunfo de Alfredo, en el 5º lugar entró su hermano José y en el 6º puesto llegó Juan Carlos. Se inscribieron 64 pilotos y la final la disputaron 32 coches. El diario La Nación decía en su crónica: "Rodolfo Marincovich (arriba de un Chevy) parecía encaminado al triunfo con una exigua diferencia sobre Manzano, cuando en la curva más aguda del circuito una mala maniobra derrumbó su performance y Alfredo Manzano vivió la euforia mayor con un triunfo revitalizante propio de un apellido firmemente entroncado con la categoría".

Fue una "Vuelta a lo Manzano".

Y Alvear festejó con vino.

Los Manzano
En la década del '70, los hermanos de Alvear Oeste en el Sur mendocino coincidieron en varias carreras en 1971 con autos Torino. El primero en correr fue José y después siguieron Alfredo y Juan Carlos, el menor. Alfredo murió el 11 de abril de este año.

Los Gálvez
Más ganadores. Con 56 carreras ganadas, Juan Gálvez es el piloto más ganador del TC. Su hermano Oscar ganó 43 y Roberto se impuso en una sola competencia en 1955. A fines de los '40 y en el '50 fue el apogeo de los hermanos Gálvez.

Los Di Palma
El padre marcó el camino. Luis Rubén Di Palma ganó 20 carreras (murió en 1998) y alcanzó a competir con sus hijos: Marcos Di Palma (11), José Luis (5) y Patricio (5). A pesar de correr en varias categorías, estos hermanos todavía coinciden en algunas carreras.

Última para un mendocino
Esa carrera fue la última que ganó un piloto de Mendoza en el TC. Pablo Gullé fue el más ganador con 12 carreras. Después de esa de 1971 nunca un mendocino ganó en TC.

domingo, 9 de agosto de 2009

Belleza del agua

Mientras viajaba en el barco rumbo a Europa no paraba de nadar en la piscina que tenía el transa tlántico que transportaba a 52 deportistas argentinos. “Yo era la única mujer que iba en la delega ción. Como iba sin acompañante, durante el vi je en el ‘Cap Arcona’ siempre me colocaron en la mesa de los delegados”, contaba Jeannette Campbell del viaje en junio de 1936.

“Durante la travesía practicaba en la pileta del barco, que era muy pequeña. Claro que mi entre nador, Juan Carlos Borrás, ideó un sistema muy especial para ayudarme. En Río de Janeiro consiguió una especie de soga de goma (o cámara de bicicleta) y la enganchaba en los bordes de la piletita. Así que cada vez que nadaba hacia adelante, el invento de Borrás me empujaba nuevamente hacia atrás”.

Llegaron 25 días antes a la ciudad alemana de Berlín, donde se realizaron los Juegos Olímpicos.

Campbell resaltó lo útil que fue llegar con tanta anticipación, destacando la per­fecta organización. “A mí no me ubicaron con el resto de la delegación (que eran todos varones), y en cambio estuve en una hermosa casita donde también aco­modaron a las atletas australianas y japonesas”. La casa estaba ubicada dentro del campo de deportes, donde estaba el estadio, muy cerca de las piletas (en las que la nadadora argentina podía practicar todo el tiempo).

Campbell nació el 8 de marzo de 1916 en Saint Jean de Luz, en la región de Ba­yona, al sur de Francia. Ella decía que su lugar de nacimiento fue por casualidad, y que siempre se sintió argentina. Era hija de John Campbell, un escocés que vi­vía en Argentina, y nieta de Mary Gorman, una de las maestras que trajo Sar­miento al país. En 1914, sus padres hicieron un paseo por Escocia, pero estalló la Primera Guerra Mundial y no pudieron salir de Europa. Luego se trasladaron a Francia, donde nació Jeannette, y después volvieron a nuestro país al barrio de Belgrano R, donde Jeannette creció, vivió y murió (en el 2003).

Desde pequeña se sintió atraída por los deportes. Comenzó a practicar natación y se notaba su gran estilo, batiendo récords argentinos y sudamericanos. Y llegó a ese agosto de 1936 para competir en la eliminatoria de los 100 metros libre. El día 8 ganó su serie y marcó 1m10s 4/10. El 9, en la semifinal volvió a bajar su tiempo con 1m8s4/10 y se clasificó a la final del día 10 de agosto de 1936.

Tuvo una mala salida pero mejoró en los últimos 50 metros para llegar muy cer­ca de la nueva campeona con récord olímpico, la holandesa Rita Mastenbrock (1m5s9/10), aunque también lo batiría Jeanette (1m6s4/10).

Así se transformaría en la primera mujer en ganar una medalla olímpica. Además en natación sólo Alberto Zorrilla en los Juegos Olímpicos de Amsterdam, en 1924, había ganado el oro en los 400 metros libres. Y recién Georgina Bardach ganaría el bronce en Atenas 2004, en los 400 combinados.

Fue una sirena de la natación argentina. Y lo hizo en el ’36.

Fotos:
El podio. La alemana Arendt (3ª) hace el saludo nazi; la holandesa Mastenbrock (1ª), y Campbell (2ª). La pileta. El predio fue construido con capacidad para 20.000 personas. La meta. Por el andarivel 6 llega Jeannette, bajo la atención de los jurados, que tenían el control manual.

jueves, 30 de julio de 2009

Lo sembró Vilas

Mientras Guillermo Vilas vivía un momento brillante en su carrera, algunos chicos argentinos empezaban a vislumbrar en sus talentos. Una era Gabriela Sabatini, quien tenía 12 años.

Lo que se expandía en cada torneo que ganaba Guillermo Vilas era incalculable para el tenis argentino. Porque a partir de sus triunfos en todo el mundo, este deporte se fue abriendo a la masividad y el negocio creció de manera notable. Porque los clubes tuvieron más tenistas practicando, miles de chicos se volcaron al tenis, dejando de lado otras actividades, los profesores se perfeccionaron y creció el profesionalismo en varios aspectos, teniendo en cuenta la pirámide, desde el ámbito inicial hasta la alta competencia.

Y en ese 1982, Vilas ya había sembrado la semilla, desde que ganó su primer torneo internacional del circuito profesional en Buenos Aires, en 1973, fue consiguiendo adeptos y fanáticos hasta que ganó el último torneo el 24 de julio de 1983 en Kitzbühel.

Fueron 62 los títulos en su carrera, incluidos 4 de Grand Slam. En el ’82 tuvo un inicio magnífico y además compartía el amor con Carolina de Mónaco. Había intervenido en 8 torneos de los cuales ganó 6 y llegó a la final en los otros 2. Se impuso en Buenos Aires, Rotterdam, Milán, Montecarlo, Madrid y el 25 de julio ganaba en Boston.

Y había caído en la final de Roland Garros ante Mats Wilander y en Gstaad, Zuiza, ante Clerc.

Ese año terminaría perdiendo otras tres finales, pero a fines de julio estaba en uno de sus momentos de máximo esplendor e irradiaba su talento a los chicos argentinos.

Ese reflejo se producía con muy buenos resultados en el 49º Sudamericano para menores, jugado en Buenos Aires, donde aparecieron jugadores que, a través de los años, serían ganado res de torneos del ATP y también se convertirían en entrenadores de figuras.

En esos días de julio, el 24, Argentina vencía a Venezuela 3 a 0 y en ese equipo estaban Horacio de la Peña, Christian Miniussi, Roberto Azar y Gerardo Mirad.

Entre las mujeres cadetes hasta 16 años, la tucumana Mercedes Paz lograba el título y entre las niñas menores de 14 años la triunfadora era Patricia Tarabini.

A la vez se disputó la copa Walt Disney, hasta 12 años, en la que otros dos argentinos demostraban su gran futuro. Una era una flaquita llamada Gabriela Beatriz Sabatini y el varón era Franco Davín.

De la pibita, Luis Hernández decía en El Gráfico: “Sus golpes, su tenis, parecen de una juga dora de primer nivel. Es un fenómeno espontáneo de aquellos que aparecen de tarde en tarde en cualquier lugar del mundo”.

Al periodista se le cumplieron sus vaticinios. Además de Sabatini, las carreras de Paz y Tarabini (medalla de bronce en el 2004 en dobles junto con Paola Suárez) fue ron muy buenas en el circuito profesional, donde ganaron bastante en dobles.

Vilas dejó su huella.

El ídolo

Guillermo Vilas tenía 31 años y cumpliría los 32 el 17 de agosto. Logró el título en cuatro Grand Slam, en Roland Garros, EE.UU. (’77) y Australia (’78 y ’79).

El argentino perdió otras cuatro finales, en Roland Garros (’75, ’78 y ’82) y Australia (’77).

De los 62 títulos que ganó en su carrera, 45 fueron sobre polvo de ladrillo.

martes, 28 de julio de 2009

Por calles de París


Entre esos 93 deportistas que estaban deleitados con los aires parisi nos había un mendocino. Era la delegación argentina, que participaba por primera vez de unos Juegos Olímpicos. Y fue en la 8ª edición de los Juegos Olímpicos, en París en 1924, en donde un pibe de Godoy Cruz se convertía en el primer deportista surgido en estas tierras en competir.

Cosme Saavedra había nacido el 1 de octubre de 1901 y sus primeras pedalea­das las dio cuando iba a trabajar a la Cervecería Andes y Condor. Como el ado­lescente demostraba su velocidad y habilidad con la bicicleta de calle, un día un amigo le prestó una de carrera y ganó en su categoría. Así empezó a participar y destacarse y buscó suerte en Buenos Aires, a principios de los años veinte, donde se fue a vivir.

Ganaba carreras cortas y largas y su primer título argentino de resistencia llegó en 1922. Y comenzó una seguidilla de triunfos en la Doble Bragado ganando en 1924, ‘25, ‘27, ‘28, ‘29 y ‘30 (y es la competencia más longeva del ciclismo ar­gentino).

Por eso logró el merecido lugar entre los deportistas argentinos que fueron a Pa­rís.

Y tuvo la oportunidad de participar en dos competencias precisamente en el país donde el ciclismo es considerado uno de los principales deportes.

El 23 de julio de 1924, Cosme, de 22 años, largó la carrera de ruta de 188 kiló­metros cerca del estadio de Colombes. A su lado tenía a experimentados peda­listas que habían corrido en mundiales y torneos europeos. El ganador, Armand Blanchonnet, era un francés que ese mismo año se haría profesional (en esos tiempos no se permitía que en los juegos participaran los deportistas rentados). Saavedra terminó en la 30ª posición entre los 71 que largaron y los 59 que lle­garon. En la competición por equipos, Argentina terminó en el 9º lugar. Francia ganó el oro, Bélgica la plata y Suecia el bronce.

Y el 27 de julio, el mendocino participó en los 50km en el velódromo Municipal de Vincennes, pero abandonó.

En esa primera aparición, Argentina consiguió ganar el oro con el equipo de po­lo, cuatro medallas de plata, dos en box (Alfredo Copello y Héctor Méndez), una en atletismo, con Luis Brunetto en salto triple, y la otra en el equipo de tiro. Ob­tuvo dos medallas de bronce en box (Alfredo Porzio y Pedro Quartucci, quien luego se haría actor).

Cosme en 1927 y 1930 fue campeón rioplatense y sudamericano. Ganó seis ve­ces la carrera Rosa rio-Santa Fe (cinco de manera consecutiva). En 1928 partici­pó del campeonato del mundo en Budapest (Hungría) y fue sexto, y en ese año también participó en sus segundos Juegos, en Amsterdam.

Seguiría ganando, pero a la par de su hermano Remigio. Corrió de forma profesional y además se ganó la vida con su bicicletería, siempre con la misma pasión. Murió el 3 de julio de 1967.

Dos más

En los Juegos de París, en el ’24, Johnny Weissmuller (EE.UU.) ganó tres medallas de oro en natación. Después se convertiría en Tarzán y fue uno de los actores más identificados con el personaje.

También en el ’24 se produjeron hechos interesantes en las carreras de velocidad en atletismo. En eso se basó la película Carrozas de fuego, que ganó el Oscar en los ’80.

lunes, 20 de julio de 2009

El primer Boca - River jugado en Mendoza fue una gran estafa, con 53.000 hinchas en el Estadio


Ese miérco les 16 de julio se paralizó gran parte de Mendoza. Es que muchos em­pleados de comercio pidieron el mediodía o se “descompusieron” en la tarde. También los pibes tuvieron un día “distinto” de vacaciones de invierno.

Porque esa tarde de un día laborable hubo más de 50.000 personas en el estadio provincial (to davía no se lo bautizaba como Malvinas Argentinas).

Y fue esa jornada la de mayor concurrencia que ha tenido el Mundialista en sus 31 años de exis tencia.

Jugaron River y Boca por primera vez en nuestra provincia (después del ’94 lo harían casi todos los años en los torneos de verano) y la convocatoria fue mag­nífica. Aun que se excedió en la venta de boletos y las 48.000 localidades del es­tadio fueron superadas por unos 5 mil. Había gente en los pasillos y en el propio césped. (¡!)

El partido fue organizado por Godoy Cruz y terminó empatado 1 a 1. Ramón Díaz hizo el gol de River y empató Jorge Ribolzi, de penal, para Boca. River se presentó sin Passarella, Tarantini, Merlo, J.J. López y Alonso. En Boca no jugaron Pernía, Zanabria, Perotti y Gatti.

Transitaba el torneo Metropolitano (el primero de los torneos oficiales del año), el otro era el Na cional con los equipos del interior, del que River sería el cam­peón por amplio margen superando a Argentinos Juniors, que fue segundo a 9 puntos (se sumaban 2 por victoria).

Los medios locales criticaron duramente a los dos grandes del fútbol argentino, que jugaron un pésimo partido. Se criticó al Tomba, club organizador, y a los protagonistas y se dijo que el espectáculo fue “triste, lamentable, con falta de consideración, respeto y ética” y que se engañó al público “en un marco espectacular en uno de los estadios más lindos del mundo colmado”.

Esa tarde River y Boca cometieron una farsa y un fraude.

El tri de River

River Plate en ese primer torneo del ’80 alcanzó el tricampeonato. Había sido campeón del Metro y del Nacional del ’79. Era el 2º tri de River (’55,’56 y ’57) y el tercero sería Apertura y Clausura ’96-’97 y el Apertura ’97-’98.

Mala campaña: Boca era goleado por cuatro

Boca tuvo una pésima primera rueda en ese Metro, perdió 5 a 2 con Newell’s, River y los Rojos y 4 a 0 con Rosario Central. Después mejoró en la 2ª rueda y terminó en el 7º lugar a 13 puntos de River.
Diego goleador

Convirtió 42 en el año. Diego Maradona anotó 25 goles en ese torneo de 36 partidos, para Argentinos Juniors. En el Nacional (14 partidos) hizo 17 y fue el goleador anual. Ése fue su último año en el Bicho y se acercaba su pase a Boca.
53 mil personas

La capacidad del estadio de 48.000 personas fue superada ampliamente y gente con la entrada en la mano se quedó sin poder ingresar. Hubo desorganización y desorden.

lunes, 13 de julio de 2009

El ascenso chacarero del 97


Esa definición del 5 de julio 1997 fue una de las más atractivas que se recuerden en el Argentino A. Y llamativamente los dos equipos involucrados en el ascenso no jugaron entre sí.

También resulta anecdótico que ambos equipos, que peleaban por el campeonato, jugaron de visitantes con otros conjuntos de la misma ciudad. Y los 4 de la misma provincia.

Fue esa vez cuando el Atlético San Martín visitó a Huracán de San Rafael y a la misma hora Independiente Rivadavia, a 40 cuadras de distancia, jugó en la cancha de Sportivo Pedal frente a San Martín de Monte Comán.

Ese sábado 5 de julio fue glorioso para el Chacarero, que venció 1 a 0 y logró mantener la ventaja de un punto sobre la Lepra, que ganaba 2 a 0.

Y fue como si esos resultados fueran previstos por los hinchas. Porque San Martín llevó unos 2.500 hasta el Sur viajando por la ruta que une Santa Rosa con Monte Comán. En cambios los Azules tenían menos expectativas y fueron unos 500 por la ruta 40.

Los Albirrojos “fueron locales” en la cancha de los Azuloro, que no peleaban por nada. El otro equipo del grupo dos era Unión de San Juan.

En esa temporada ’96-’97 el Atlético San Martín logró su único ascenso del Argentino A a la Primera B Nacional, en donde se mantuvo por nueve temporadas.

La aproximación a la Primera A la tuvo cuando jugó una promoción con Talleres de Córdoba. También cuando peleó el ascenso directo con Olimpo y en otra ocasión en una semifinal quedó afuera ante Huracán de Parque Patricios.

En ese Argentino A el Albirrojo debió ir pasando etapas y así dejó atrás a equipos como Desamparados, Estudiantes (Río Cuarto), Concepción de Tucumán, Central Norte de Salta, General Paz Juniors (Córdoba) hasta llegar a la fase final de la zona 2. En la 1 llegó al ascenso Almirante Brown de Arrecifes.

Alberto Garro era el DT, que ascendía por segunda vez a un equipo a la B Nacional. Lo había hecho con Godoy Cruz en 1994 y repitió con el Chacarero.

Félix Morán, Mauricio Magistretti, Fabio Giménez, Ramón Ceferino Videla, Christian Corrales fueron piezas vitales en ese equipo, en donde Sergio Gustavo Jesús Agüero fue la figura destacada a lo largo del torneo.

Pero Marcelo Bertolini quedó en la historia como el autor del último gol. El del ascenso.

La campaña

Para llegar al ascenso el Atlético San Martín debió jugar 30 partidos en distintas etapas. Ganó 15, empató 5 y perdió 10. Convirtió 37 goles y le marcaron 24. El goleador fue Agüero con 12 tantos. El más grande del plantel fue el Vikingo Walter Maladot.

El tercero

San Martín se convirtió en el tercer equipo mendocino en llegar a la B Nacional. El primero fue Deportivo Maipú, luego fue el turno de Godoy Cruz y después vino San Martín. El cuarto fue Independiente, en 1999. Ningún otro equipo mendocino pudo llegar

2.500 del Chacarero

Treinta micros, 50 trafics y muchos autos particulares sirvieron para transportar a los hinchas de San Martín a San Rafael. La caravana de regreso fue inolvidable. Fiesta total.


San Martín a la B Nacional

En la cancha de Huracán de San Rafael los Albirrojos vencían al local y mantenían la diferencia con los Azules, que vencían a San
Martín de Monte Comán, a 40 cuadras de distancia. El Chacarero festejó.

jueves, 2 de julio de 2009

Arthur Ashe, primero y único


De pibe, ese negrito que jugaba por las calles de Richmond en el estado de Virginia, en EE.UU., sólo pensaba en llegar a algún equipo de fútbol americano de las grandes ligas de su país. Pero cuando tomó una raqueta de tenis no la soltó más. Para Arthur Ashe (nacido el 10 de julio de 1943 y muerto el 6/2/93) ése sería su máximo poder de expresión, aunque no el único.

Porque el chico creció con su madre, quien le enseñó a leer a los 5 años. Un año después murió su mamá por un problema del corazón. El padre trabajaba como cuidador de el parque Brook y en ese lugar había canchas de tenis, de béisbol y de fútbol americano y ésta fue la clave para su futuro desarrollo como un atleta estrella.

Tuvo buenos maestros de tenis y su capacidad lo llevó a ganar en los torneos escolares. Lo becaron en la famosa universidad UCLA, donde ganó el torneo nacional. Se hizo profesional, lo llamaron para integrar el equipo de EE.UU. de Copa Davis para ganarla en 1968 y luego tres veces más y también se impuso en el Abierto de su país. Fue su primer Grand Slam.

En Sudáfrica le negaron la visa para poder jugar debido a la política racial que tenía ese país hasta no hace muchos años.

Por eso, luego del 6-1, 6-1, 5-7 y 6-4 a Jimmy Connors, el 5 de julio de 1975, sobre el césped de Wimbledon, Arthur levantó su mano y cerró el puño derecho (el poder negro) y dijo: “Yo siempre quise ganar Wimbledon por la dignidad de la gente de color. Nuestra gente ha tenido complejo de inferioridad durante 500 años y tardará otros 200 antes que lo perdamos”.

Arthur siempre fue un luchador y un protestante activo contra la discriminación racial y resultó arrestado varias veces. Esa vez en Wimbledon nadie daba una libra por él y venció al favorito, con las apuestas 44 a 1 en contra.

Dejó de jugar a fines de 1979 debido a que comenzó a tener problemas cardíacos y fue operado. Allí anunció su retiro. En 1983 fue operado por segunda vez del corazón y en una transfusión fue infectado por el virus del sida. Recién lo anunció públicamente en 1992.

Siguió luchando en varios frentes, escribiendo libros y decía: “Sé que nunca me habría perdonado si hubiera elegido vivir sin un propósito humano, sin tratar de ayudar a los pobres y desafortunados, sin reconocer que quizás el regocijo puro de la vida viene al tratar de ayudar a otros”.

Alguna vez recibió una carta de un fan que decía: ¿Por qué Dios tiene que seleccionarte para tan fea enfermedad? Ashe respondió: “En el mundo 50.000.000 de chicos comienzan a jugar al tenis, 5.000.000 aprenden a jugarlo, 500.000 se juegan tenis profesional, 50.000 entran al circuito, 5.000 alcanzan jugar un Grand Slam, 50 llegan a Wimbledon, 4 a las semifinales y 2 a la final. Cuando estaba levantando la copa nunca le pregunté a Dios: ¿Por qué a mí? Y hoy con mi enfermedad, no debería preguntarle: ¿Por qué a mí? También dijo: “No quiero ser recordado por mis logros tenísticos, eso no es ninguna contribución para la sociedad. Eso fue fue puramente egoísta; eso fue para mí”.

Sus títulos
Ganó 3 Grand Slam (USA, Australia, Wimbledon) y perdió 4 finales. En dobles venció en 2 y cayó en 3. Obtuvo 33 títulos individuales. Obtuvo 4 Copa Davis.

jueves, 25 de junio de 2009

Cómo es el mundo de Wimbledon


Las vivencias de un día en el torneo más prestigioso del mundo son hechos irrepetibles para cualquier amante del deporte. Desde adentro, el Grand Slam adquiere un colorido especial. Cómo lo viví. Vale contarlo.

Todo tiene una mirada distinta, desde los alrededores, el modo de llegar, las veredas, los vendedores de diarios, las playas de estacionamiento, el control previo, las colas para sacar las entradas. Todo es al estilo Wimbledon.

Y ahí, dispuesta a albergar a miles y miles de personas, está la imponente sede del All England Lawn Tennis and Croquet Club.

Había que estar con los ojos bien abiertos y con mucha atención para ir captando toda la previa. Porque los diarios londinenses de ese sábado 25 de junio del 2005 ofrecían enormes ediciones (el sábado es más importante que el domingo) y uno venía con una radio en forma de pelota de tenis.

Mientras uno va llegando a la cola para entrar, a 500 metros de la puerta entregan una tarjeta con un número. Eso es respetado y nadie intenta meterse en un lugar más adelante, porque lo delatará la tarjeta. Y porque no hay viveza criolla.

Después de 3 horas se logra ingresar pero lamentablemente las “radio pelotas” quedan amontonadas en una basurero; ni los ruegos de argentinos que querían llevar el souvenir hicieron cambiar la fría personalidad de los controles.

Ese torneo, que se juega desde 1877, es el más antiguo de todos y el de mayor prestigio del tenis mundial.

Se puede comprobar el peso de esa rica historia cuando se recorre un gran salón en donde el museo muestra la imagen de cada campeón desde el inglés Spencer Gore, que fue el primero.

Era la sexta jornada y ya eran momentos de octavos de final en el verde césped londinense.

Las 31 canchas estaban a pleno y con una entrada de 16 libras esterlinas (unos 100 pesos nuestros) uno podía acceder a cualquiera de las canchas exceptuando el court central (48 libras, unos $300), la cancha número 1 ($275) y la número 2 ($200).

El orgullo de tener a dos argentinos en esos días del 2005 compitiendo era inigualable. Porque eran los días del Mago Guillermo Coria cuando se codeaba con los top ten. Esa vez en la cancha 18 y a la hora que indicaba el tablero de la programación se inició el match por los octavos ante el austríaco Jurgen Melzer.

A esa cancha se podía entrar por orden de llegada y sin reserva, y además uno se puede cambiar de lugar si hay disponibilidad.

Después de perder los dos primeros set, Coria ganó los tres restantes con una capacidad anímica que después perdió, y entró a los cuartos de final.

Y el cordobés David Nalbandian jugó en el court central frente al escocés Andy Murray (en ese momento tenía 18 años) con todo el público en contra. También remontó un 2 a 0 para entrar a la etapa siguiente.

El programa oficial se vendía a 6,50 libras ($40) y un vaso de cerveza se podía tomar por $18. También el público tomaba vino y champán y comía desde hamburguesas hasta todo tipo de comidas dulces y saladas.
No había borrachos, ni colados, ni gente pasando por encima de las plantas o los cercos. Podías ver a varias de las rusas o croatas que están en los primeros lugares actuales a metros de distancia.

Wimbledon es único. Fue un lujo estar ahí.

Hasta lo bombardearon

En 1940 cinco bombas lanzadas por los alemanes impactaron en las instalaciones de Wimbledon. Una afectó el court central y otra una sala de equipamiento. Era la Segunda Guerra Mundial y como no se disputó desde ese año hasta el ’45 hubo tiempo para arreglarlo.

En la Primera Guerra Mundial tampoco se jugó, de 1915 al 1918.

Fred Perry fue el último inglés en ganar el torneo en 1936 y entre las mujeres está Virginia Wade, quien se impuso en 1977.
Más ganadores

7 títulos obtuvo el inglés William Willy Charles Renshaw entre 1881 y 1886 y luego en el ’89 ganó el séptimo. Pete Sampras (EE.UU.) se impuso entre 1994 y 2000, sólo interrumpido en el ’96. Entre las mujeres la más ganadora es Martina Navratilova, quien por primera vez lo ganó en el ’78 y por última en el 1990.

jueves, 18 de junio de 2009

Brasil se guardó la Copa


El 21 de junio de 1970, el seleccionado de Brasil venció a Italia, en la final del Campeonato Mundial de México, en la novena edición, por 4 a 1. Ese equipo con Pelé a la cabeza fue uno de los mejores de todas las épocas.

Para muchos ese 21 de junio de 1970 se produjo la mejor exhibición futbolística en una final mundialista.

Porque Brasil superó con una goleada espectacular de 2 a 1 a Italia con fundamentos, estrategia ofensiva, talento y una eficacia que le valió el “fútbol total”. Invencible y poderoso. Ganó por tercera vez la Copa Jules Rimet, y se la quedó para siempre.

Además tenía a Pelé con todo lo que representaba el mejor jugador de la historia de su país que se colgaría su tercera medalla de oro en la máxima competencia del fútbol.

El partido final en el estadio Azteca en México, fue visto por unas 110 personas. Fue el último mundial en donde no intervino la Selección Argentina, que había quedado afuera en las eliminatorias en la misma zona con Bolivia y Perú, que se clasificó. En esos momentos la zona Sudamericana se disputó en tres grupos y no en uno solo, como en la actualidad, y los otros clasificados fueron Brasil y Uruguay.

En México en el Grupo 1 jugaron Bélgica, El Salvador, México y Unión Soviética , que entró junto a los locales. En el 2 intervinieron Israel, Italia, Suecia y Uruguay y pasaron los italianos y los uruguayos; en el Grupo 3 jugó Brasil y el 3/6/70, en Guadalajara, venció 4 a 1 a Checoslovaquia con goles de Rivelino, Pelé y dos de Jairzinho- 2).

El día 7, con tanto de Jairzinho Brasil venció a los ingleses y el 10 fue Brasil 3 (Pelé -2- y Jairzinho)-Rumania 2. Los clasificados fueron los sudamericanos e Inglaterra.
Por el Grupo 4 jugaron Bulgaria, Marruecos, Alemania Federal y Perú, clasificándose estos dos últimos.

En los cuartos de final, el 14 de junio Uruguay despidió a los soviéticos por 1 a 0, Italia goleó 4 a 1 y dejó a fuera a los mexicanos. En choque de sudamericanos los brasileños superaron 4 a 2 a Perú con tantos de Rivelinho, Tostao-2- y Jairzinho. Y Alemania Federal se vengaba de la final del mundial anterior y eliminaba a los ingleses por 3 a 2, con tantos de Franz Beckenbauer, Uwe Seeler y Gerd Müller.

En las semifinales el 17, Italia 4-Alemania Federal 3 jugaban un partidazo definido en suplementario; mientras que en Guadalajara: Brasil superaba 3 a 1 a Uruguay con goles de Clodoaldo, Jairzinho y Rivelino.

En la final el 21, los brasileños iban a empezar ganando con un cabezazo de Pelé pero llegaría el empate de Boninsegna.

Pero en el segundo tiempo se produjo una magnífica demostración y Brasil barró a los italianos con el bombazo de Gerson de afuera del área, luego con el tanto de Jairzinho (tras la pelota que le bajó de cabeza Pelé) y cerró con un pase del 10 para el remate cruzado de Carlos Alberto.

Acá nadie lo vio, porque no lo pasaron por TV en directo, y ese día las canchas en la Liga Mendocina estuvieron llenas. Como si nada se jugara en México.

La copa Jules Rimet

El trofeo llamado así en honor al presidente de la FIFA, que bregó para que comenzaran a jugarse los Mundiales de fútbol. El trofeo de oro y piedras preciosas fue ganado por Brasil, al triunfar en 3 mundiales, pero en 1983 fue robado y nunca se recuperó. En Brasil exhiben una réplica

jueves, 11 de junio de 2009

Cuando El Gráfico cumplió los 90


El 19 de junio de 1920, El Gráfico fue tapa con el boxeo. La revista deportiva acababa de cumplir 9 décadas de vida y como homenaje a esa eterna publicación argentina este recuerdo de Ángel Firpo, sin guantes y con la pose de boxeador.

Son 90 años que reflejan el siglo pasado y la primera década del siglo XXI. Y no es poco haber registrado como medio escrito 80 años de ese siglo veinte “cambalache, problemático y febril”.

Ese de revoluciones industriales, inmigrantes, inventos y más inventos que llevaron al hombre a escuchar la radio, ver cine y televisión. Hasta continuar con esos hechos imposibles de ver todo en directo y de comunicarse por medio de computadoras y de teléfonos portátiles que hacen de todo.

Así, con hechos beneficiosos fue creciendo El Gráfico, que tuvo su primer número allá por el 30 de mayo de 1919, y a través de la historia los hitos fueron marcando a la revista. Elemento esencial para los hogares, los cafés, los talleres mecánicos, las oficinas por muchas décadas, fue cayendo en ventas precisamente por los cambios en la comunicación mundial, en donde “todo se sabe al instante”.

Constancio C. Vigil creó la publicación y su hijo Aníbal la transformó en una revista deportiva 5 años después, en 1924.

Por años fue figura indispensable para el amante del deporte en Argentina y también llegó a ser un elemento útil de escritura en varios países latinoamericanos que consumían El Gráfico.

Esa primera tapa del ’19 con un desfile escolar frente a la Casa Rosada fue variando hasta contener el 26 de julio de ese año la primera tapa deportiva con un partido entre las selecciones argentinas y uruguayas.

Y fueron pasando momentos como ese primer gol de Huracán a Porteño el 9 de agosto o la primera tapa dedicada al boxeo, el 19 de junio de 1920, con Luis Ángel Firpo, el Toro de las Pampas. El deporte aumentaba como elemento de ocio para la sociedad y a su vez se profesionalizaba y se intensificaba la práctica. Crecía el deporte y mejoraba la revista.

Borocotó, Frascara, Dante Panzeri, Osvaldo Ardizzone y tantos otros periodistas notables pasaron por la redacción. Pero también durante los años de la dictadura militar desde sus páginas se exaltó a genocidas como Jorge Rafael Videla y también se prohibió que escribieran algunos periodistas.

Salir en la tapa de El Gráfico era como llegar a la cúspide. Dentro de esos elegidos figuran muchos mendocinos como Pascual Pérez, Lombardo, Locche, Manfredini, Artime, Rogel, Avallay, Legrotaglie, Felman, José Daniel Ponce y tantos otros que lograron el reconocimiento en distintas épocas. Ese hábito semanal se terminó el 13 de marzo del 2002, con Esteban Cambiasso en la tapa. Eran los tiempos difíciles y en abril no apareció, y en mayo comenzó a salir mensualmente con el formato actual.

El Gráfico llegó a los 90 y éste es un simple homenaje.

4.387 ediciones

Desde 1919 hasta la actual de junio de 2009 han pasado 90 años y 4.387 números de El Gráfico. Una “constancia” que anhelaba don Constancio C. Vigil. Y se ha cumplido.