jueves, 30 de octubre de 2008

Fangio gana su primer título


El 28 de octubre Juan Manuel Fangio iniciaba su cadena de títulos en la Fórmula 1, en Barcelona, en el Gran Premio de España, el último del año. Y para retratar el ánimo y la forma en que se tomaban esas carreras hay una anécdota que pinta la situación. El italiano Alberto Ascari, amigo y rival en el momento de la largada, estaba a sólo dos puntos del argentino; unos días antes de la carrera los dos corredores hicieron una apuesta por la que el ganador del campeonato mundial debería pagar una fiesta y el perdedor elegiría el lugar y los invitados. Con el triunfo de Alfa Romeo, Fangio debió hacerse cargo de la fiesta. El italiano vencido eligió un restorán de Milan y Fangio además contrató una orquesta española que tocó y cantó para los cuarenta invitados de Ascari.

En el circuito de Pedralbes se vio la última carrera de 1951, en donde otro argentino, José Froilán González, con una Ferrari, terminaría segundo detrás de Fangio y tercero en el campeonato.

Esta situación de dos argentinos luchando por un título mundial de F1, acontecida hace 57 años, se tornaría histórica y se repetiría en 1954, cuando Fangio fue campeón y González segundo.

En esa carrera en Barcelona, el general Franco había donado un trofeo para el campeón y las escuderías planeaban el esquema de carrera teniendo muy en cuenta el sistema de cambios de neumáticos y recargas de combustible.

Las Alfetta tenían menor capacidad de combustible y sacaban ventajas iniciales sobre las Ferrari. Fangio tenía el motor que tragaba 175 litros en 100 kilómetros y debía hacer una parada más que las Ferrari de Ascari y González.

Además Ferrari tuvo problemas con las gomas porque optó por unas más anchas (18cm en lugar de las de 17cm).

Las paradas en boxes de las Alfetta los retrasaban pero luego en carrera volvían a tomar el liderazgo sobre los autos de don Enzo Ferrari. 
Pero Fangio se mantuvo inalterable en las 70 vueltas con 2h46s54c según marcaban los relojes Longines, encargados de controlar los tiempos oficiales de la carrera. Froilán González terminó con 2h47s48c y el otro que completó los 70 giros fue Nino Farina, con otro Alfa Romero delante de la Ferrari de Ascari.

Las demás máquinas que corrieron estaban equipadas con motores Talbot-Lago, Simca-Gordini y Maserati.

Con el triunfo el Alfa Romeo retiró sus coches de la F1, por los altos costos para mantenerlos, y Fangio se dirigió a Milán con todos los trofeos y dispuesto a pagar con “todo gusto” la cena que perdió con Alberto Ascari.

El Chueco era el campeón mundial y lo repetiría 4 veces.

Empezaba la leyenda.

jueves, 16 de octubre de 2008

Gladys de Palmira


El 18 de octubre de 1978 se acababa una vida ejemplar. Gladys Ortega, una campeona mendocina, argentina y sudamericana de atletismo, moría tras sufrir una penosa enfermedad, y le dio vida a un hijo. Éste es un homenaje para esa gran deportista.

Miraba hacia adelante, calculaba los pasos, con su mano derecha tomaba la jabalina e iniciaba la carrera para despedir el implemento, que volaba por los aires y se clavaba.

La historia de esa niña que nacía el 21 de mayo de 1951 entraría para siempre en el recuerdo 27 años después, cuando el 18 de octubre de 1978 se apagaría para siempre.

Poco después de su nacimiento, su familia se trasladó de Guaymallén a Palmira y ahí Gladys Ortega vivió su infancia y juventud.

Agarraba el disco de metal, se metía en el círculo de lanzamiento y tras unos instantes de concentración, iniciaba la técnica difícil de balancear su brazo derecho de adelante para atrás, hasta iniciar los giros que le daban impulso para el sacar el tiro.

Sin ser gordita, su físico robusto le permitió realizar con éxito los juegos lógicos de su edad, mientras iba a la escuela primaria Martín Güemes.

Después en la secundaria, en la Escuela de Comercio de Palmira, en las clases de Gimnasia el profesor José Olguín le vio condiciones para el atletismo y la indujo para que compitiera en forma federada.

Su físico y potencia la llevaron a practicar las especialidades de los lanzamientos, en donde rápidamente se hizo invencible entre las chicas de su categoría.

Con la bala se disponía a realizar el lanzamiento, y apoyaba la bola de acero en su cuello, y así iniciaba la cadencia de movimientos perfectos hasta que la bala salía despedida de la punta de sus dedos. El grito de desahogo tras el esfuerzo, era sinónimo de un buen envío.

Así, la niña se iba haciendo mujer y acumulaba medallas en los torneos intercolegiales. Por eso pudo viajar representando a Mendoza y ganar sus primeros títulos a nivel nacional.

Acaparaba los primeros lugares en los lanzamientos de bala, disco y jabalina. No quería una dedicación exclusiva, porque le sobraban aptitud y capacidad para las tres especialidades.

Llegó el Sudamericano de juveniles y en la inauguración de la pista San Bernardo Do Campo, en San Pablo, Brasil, Gladys demostró sus condiciones y logró el primer lugar con récord sudamericano en bala. Además se traía el segundo puesto en disco y jabalina. En la revista El Gráfico la destacaron y titularon “Un puñado de futuro” en setiembre de 1968.

A partir de esa fecha siempre fue capitana de los equipos nacionales que participaban en los sudamericanos, en los nunca dejó de traerse una medalla. Así ocurrió en Ecuador (1969), Chile (1971), Perú (1973), Brasil (1975) y Uruguay (1977).

Ya era profesora de Educación Física y se había casado con otro atleta palmirense y profesor: Leandro Espínola.

Precisamente su ejemplo y sus títulos llevaron a muchos chicos de esa ciudad a integrarse a la Agrupación Atlética Palmirense (tenía una pista de tierra al lado de la cancha del Atlético Palmira). Con medios más precarios que otros clubes o entidades más poderosos de esos momentos, desde allí salieron muchos campeones con récords mendocinos y argentinos.

La mujer atleta era también mujer profesora y también quiso ser mujer madre. Una penosa enfermedad la atacó, pero no pudo cortar el embarazo. Ni tampoco el nacimiento de su hijo, Leandro Gastón, el 4 de octubre de 1978.

Ella participó en el último torneo de su vida desde la cama del hospital, luchando con la misma fortaleza que lanzando una bala o un disco. Se cortaría su vida el 18 de octubre del ’78 y quedaría su nombre en alguna pista, en aulas y en la rica historia del atletismo mendocino.

La piba de físico ancho, hace tres décadas que compite desde otro ámbito mientras por estos lugares terrenales Leandro Espínola sigue siendo profesor, y Gastón, que ya cumplió los 30, se divierte trabajando en un supermercado. Ambos estarán recordando a Gladys, como siempre.

jueves, 9 de octubre de 2008

Cuando los chacareros le ganaron al Ciclón en 1967


San Martín entró en la historia del fútbol al ser el primer equipo del interior que lograba -el 8 de octubre de 1967- un triunfo en un torneo oficial de la AFA. Venció a San Lorenzo de Almagro en la cancha de Godoy Cruz.


Tuvo el sabor especial de ser la primera. Fue como el primer trago de un vino añejo o el primer mordisco a una porción de pizza. Porque en ese primer torneo nacional de fútbol, en donde los equipos de interior del país, o mejor dicho, los que no estaban directamente afiliados a la AFA, tuvieron su primera ocasión de competir por los puntos con los equipos profesionales del fútbol argentino.


Habían llegado por las eliminatorias de los torneos regionales sólo 4 equipos: Central Córdoba de Santiago del Estero, San Lorenzo de Mar del plata, Chaco for Ever y San Martín de Mendoza.
Y así comenzaron a transitar esos equipos de “tierra adentro”, con la lógica falta de competencia con los profesionales, que ya habían tenido el torneo oficial de 1967 con el campeonato obtenido por Estudiantes de La Plata.

Para los Chacareros es recordada la derrota del debut con los Rojos de Avellaneda, 3 a 2, en la 1ª fecha; luego en la 2ª ronda fue derrota ante Vélez, por 1 a 0 en Liniers; después, en la 3ª, llegó la derrota con Estudiantes de La Plata en Mendoza 2 a 1, y en la 4ª, la humillante caída en el Monumental ante River Plate por 8 a 0.

Pero el 8 de octubre del ’67, en la disputa de la 5ª fecha, cuando llegó a Mendoza San Lorenzo, con el brasileño Tim (Elba de Pádua Lima) como DT, estaba en pleno proceso para convertirse en Los Matadores, con un equipo de Carasucias, por la cantidad de jugadores de inferiores.

Pero acá chocó con el San Martín del Mumo Orsi, que lo superó 2 a 1 y se transformó en el primero que le ganó “por los puntos” a uno de la AFA. Y fue el Chacarero.
Sosa, Guzmán y Forti

Esa tarde de octubre de 1967 en la cancha de Godoy Cruz, esos hombres que venían de ser golpeados en River tenían la convicción de que podían ser la noticia de la 5ª fecha.
Por eso sorprendió a San Lorenzo que San Martín le jugara de esa forma tan agresiva y dinámica. No se esperaban que un equipo del interior se convirtiera en un oponente con superiores condiciones físicas y con una técnica digna de un profesional del fútbol.

“Osvaldo Sosa absorvió a Fischer con una marca inapelable” decía El Gráfico sobre la figura de la cancha, y también destacaba a Miguel Guzmán, quien “aportó temperamento y vigor para cortar la zona creativa del rival”. Sobre Forti, decía: “Fue salida ofensiva de los locales y nadie pudo taparlo”. Ellos habían sido los mejores de San Martín.
Imagen: Saludo. El DT Mumo Orsi felicita con un beso a Benito Valencia.

viernes, 3 de octubre de 2008

Mundial de Voley 1992 en Pacífico


Nuestra provincia fue una de las sedes de la décima edición del Mundial de Voleybol y en estadio Pacífico, de la calle Perú, se pudo ver a los jugadores más notables de ese momento, como los soviéticos, que serían los campeones.

En Mendoza, los simpatizantes del vóleibol se dieron el gusto de ver en acción a los dos finalistas. Porque la 10ª edición del Mundial se realizó en Argentina y una de la sedes fue el estadio Pacífico, del Club General San Martín.

Además, se jugaron partidos en el estadio de Newell’s Old Boys de Rosario, en Catamarca y la sede central fue el Luna Park.

Y para que Pacífico fuese elegida sede del grupo fue necesario que se construyera el estadio auxiliar, para calentamiento de los equipos, que después fue denominado Juan de Casas, y está pegado a Pacífico, en la calle Perú.

Además, se debieron acondicionar y construir baños y levantar tribunas. Para llevar la capacidad a 3.100 personas se levantó una tribuna de madera y butacas en el sector Oeste, también sobre el Sur, y se armó una tribuna tubular con tarimas de madera. Así se pudo ver a los mejores equipos del momento.

En la jornada inaugural, Checoslovaquia (2 veces campeón mundial) superó a Irak 3 a 0, y también hubo una notable superioridad de Brasil sobre Libia, que en sets corridos logró vencer por 15-1, 15-0 y 15-0, algo insólito en un mundial.

Brasil había ganado previamente el Mundialito y venía con figuras notables como Bernard Rajman, William y Montanaro.

Por primera vez se vio hacer el saque de potencia, algo inusitado en nuestra provincia y que de ahí en más adaptaron los jugadores locales.

En la segunda fase se disputaron partidos por el grupo X y jugaron acá la Unión Soviética, que había sido campeón en 5 de los 9 mundiales disputados, y Brasil. Precisamente ellos fueron los rivales de la final en el Luna Park.

Alexander Savine, considerado el mejor jugador del mundo, se lució en sendos partidos ante los checos y los cubanos en Pacífico.

En esos días de octubre se produjo el furor del vóleibol y Argentina, dirigida por el coreano Young Wan Sohn, fue 3ª con una camada de jugadores notables que mantuvieron a nuestro seleccionado por varios años en los primeros lugares y que luego ganarían el bronce en Seúl ’88.

Imagen

- Inauguración. El 2 de octubre de 1982 se iniciaba el Mundial de vóleibol en el estadio Pacífico del club General San Martín.

El checo. Pavel Rebarek convierte frente al bloqueo de los iraquíes. 

- Pagador. El brasileño Bernard Raizman supera el bloqueo de los libios. 

miércoles, 1 de octubre de 2008

La Bodega está de fiesta


Godoy Cruz goleó a Boca Juniors 4-1, por la 8ª fecha del torneo Apertura de Primera A, en una jornada que será recordada y quedará en los registros como una de las más brillantes logradas por un equipo mendocino.


La historia te marca con sucesos imborrables (ese 4 a 1 de Godoy Cruz a Boca), con epopeyas míticas (el triunfo del provinciano ante el grande), con grandes batallas ganadas por héroes (esos de camiseta blanca y azul).

Y resalta la convicción de personajes con el suficiente carisma para sellar en la memoria colectiva que ayer jugó Jairo Castillo.

Y Godoy Cruz ayer al vencer al multicampeón, al Rey de Copas (junto con el Milan), alimentó y llenó su panza de historia futbolística.

Porque tuvo la más contundente de sus victorias en primera división, porque anuló al “10” de la Selección argentina mayor y al campeón olímpico (Juan Román Riquelme). Así, el Tomba de Daniel Oldrá brindó uno de los conciertos futbolísticos más brillantes y emotivos que se recuerden de un equipo mendocino en toda su historia.

Y todo concuerda en agrandar la victoria, precisamente por el rival ante el que la consiguió.

Godoy Cruz estuvo decidido a jugarle con una actitud agresiva al mismísimo Boca. Como sabiendo que en el algún momento el cansancio físico se notaría. Como si esos 4 partidos en 8 días (la mayoría jugó 3) fuesen a determinar el resultado.

Y Godoy Cruz se autoconvenció de que es un equipo con ritmo y proyección. Encaraba por la banda derecha con el inquieto Hernán Encina desgastando piernas xeneizes. Y por la izquierda la llevaba Ariel Rojas hasta la misma línea final ahogando la salida de Calvo y de cualquiera. Y juntándose con ambos estaba Víctor Figueroa para clarificar, para cambiar el ritmo y para contagiar con su juego rápido.

El Tomba estaba preparado para recibir esos intentos de Riquelme o el cabezazo en el poste de Cáceres o la que se perdía Palacio. Porque Godoy Cruz no se achicó ni con el gol de Leandro Gracián, que la cruzó abajo a los 36 minutos. Porque unos instantes después Rojas fue una flecha por la izquierda y la cabeza del colombiano Castillo era la vía del empate. Acción y reacción.

Motivos como para tomar decisiones en los vestuarios frente a un rival que empezaría a sentir que sus piernas no eran las mismas de días atrás. Que sus músculos se endurecerían y que la potencia iba en descenso. Lo aprovechó el Tomba con esa pelota que tiró Rojas, desvió Franco y fue a parar al pie de Sigali para sorprender a Caranta.

La obra del Expreso iba tomando forma y color. Y por eso Olmedo se tiraba la luchaba y la alargaba para Encina, que le servía un exquisito pase gol a Jairo.

El Tomba fresco se estimulaba con goles. Sus hinchas gozaban de ese 3 a 1 y como nunca esos cantos inflaban corazones, que quedarán en los fascículos de los tombinos.

Jairo Castillo corría rivales, defendía en el área, y aunque el dolor se lo comía, prefirió volver a la cancha para aprovechar esa corrida de Leandro Caruso, que le hizo una invitación al gol. Y Jairo cantó por tercera vez (era el 4 a 1) para empezar competir con otros seres de la “mitología godoicruceña”.

Boca Juniors goleado, golpeado y cansado en el Malvinas Argentinas. Godoy Cruz enfrente lo mitigaba y lo sometía. Una defensa segura sostenía el resultado, unos volantes incansables llenaban de satisfacción a los miles de hinchas. Y un delantero moreno haría retorcer de sana envidia a otros goleadores de otras épocas. Porque Jairo Castillo fue héroe de una tarde-noche de brillos.

Fue la más rutilante de las estrellas que puso Oldrá. Y quedará en los registros visuales, gráficos, orales y estadísticos que Godoy Cruz le hizo 4 a 1 a Boca. Y cada vez que lo recuerden, los tombinos se llenarán de emoción . Como pasó ayer.