sábado, 19 de septiembre de 2009

La intercontinental del Inter



El 15 de setiembre de 1965, por segundo año consecutivo el equipo italiano le ganaba la copa a Independiente de Avellaneda en 1965. El mendocino Avallay no pudo con el "catenaccio". La sospecha de dopaje siempre persiguió al equipo italiano.


Justo a los Rojos de Avellaneda les iba a tocar enfrentar al campeón europeo invencible en su época.

Independiente, que logró el título de la Libertadores de 1964, había perdido ante el Inter de Milán, que dirigía el argentino Helenio Herrera, la copa Intercontinental, en una definición en España, tras haber ganado cada uno su partido de local.

Y al año siguiente, en 1965, otra vez se vieron las caras los mismos equipos. Los Rojos volvían a ser campeones de América con la presencia del mendocino Roque Avallay, de tan sólo 19 años. El 8 de setiembre los italianos ganaban 3 a 0 y en la revancha en Argentina el partido terminó 0 a 0, el 15 de setiembre.

Contra el catenaccio no se podía. Ese sistema defensivo que aplicaban los italianos, con un líbero detrás de la línea de cuatro, les dio muchos réditos en los años '60. Así le pasó al Inter, que logró el triple título del campeonato de su país, la Eurocopa y la Intercontinental dos años consecutivos.

Herrera es uno de los DT más triunfadores de la historia, con títulos en Francia (Red Star), en España con el Atlético Madrid, con el Barcelona, en plena época del poderío del Real Madrid de Alfredo Di Stéfano, y en Italia con el Inter y la Roma. Además, dirigió los seleccionados nacionales de esos tres países.

Aunque de su época en Italia y más precisamente de su paso por el Inter lo ensucian las manchas del uso de pastillas, inyecciones y otra clase de drogas.

Cuarenta años después, Ferruccio Mazzola, ex jugador, hermano del delantero Sandro Mazzola, acusó a Herrera de haber llenado de anfetaminas y otros estimulantes a sus jugadores y de haber provocado la muerte de siete de ellos.

Giacinto Facchetti, que llegó a ser presidente del Inter (murió en el 2006), y Mariolino Corso, prefirieron guardar silencio.

La lista de muertes sospechosas resulta contundente:

-Armando Picchi, el capitán, falleció a los 36 años como consecuencia de un tumor en la columna vertebral, en 1971.

-Marcello Giusti, de un cáncer en el cerebro, a los 54, en 1999.

-Carlo Tagnin, de un cáncer en los huesos en 2000, a los 66 años.

-Mauro Bicicli, de un cáncer de hígado, a los 66, en el 2001.

-Ferdinando Miniussi, el arquero suplente, de una cirrosis, a los 61, en 2001.

-Giacinto Facchetti murió de cáncer de páncreas, a los 64.

-Enea Masiero murió de cáncer este año.

-Pino Longoni sufre una vasculopatía y debe moverse en una silla de ruedas.

Ferruccio Mazzola también explicó: "Los suplentes tomábamos más pastillas porque Herrera hacía ensayos clínicos con nosotros. Por eso sufrimos más las consecuencias". Los muertos por cáncer, ninguno mayor de 66 años (excepto Masiero), eran suplentes . Los más ilustres eran Picchi y Facchetti.

"No puedo saber exactamente qué nos mezclaba Herrera con el café, pero creo que se trataba de anfetaminas", declaró a la revista L'Espresso.

"Una vez, después de un Como -Inter en 1967, estuve 3 días y 3 noches en un estado de alucinación total, como un epiléptico", añadió.

En 1968, Herrera se fue a dirigir a Roma y al año siguiente, 1969, murió Giuliano Taccola, un futbolista de ese club.

Taccola había sido operado de las amígdalas y sufría ataques de fiebre tras la intervención. No podía jugar, pero Herrera le imponía las mismas inyecciones que al resto del plantel.

Tras una de esas inyecciones, en el vestuario del estadio del Cagliari, Taccola sufrió unos minutos de convulsiones y murió. "Vámonos, está muerto. Nosotros no podemos hacer nada y el miércoles tenemos otro partido", comentó Herrera con absoluta frialdad, según la versión ofrecida por Giacomo Losi, capitán de la Roma en aquella época.

La Fiorentina de principios de los '70 es otro caso famoso: ya van 3 muertos y 5 enfermos graves. Pero ahí no estuvo Herrera.

Si Herrera hacía jugar con "nafta súper" o sus equipos tenían "ayudín", no se comprobará jamás.
Pero algo raro hubo. Humm...

H.H. era Helenio Herrera. También apodado El Mago, el DT argentino, al morir el 9 de noviembre de 1997, le dejó sus apuntes a Giacinto Facchetti. Había nacido el 10 de abril de 1910 en Buenos Aires.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Llegaba la selección juvenil


El 10 de setiembre de 1979, tras ganarle a la Unión Soviética 3 a 1 y consagrarse en Japón campeón del mundo el seleccionado arribaba al país, mientras una Comisión de Derechos Humanos investigaba a las atrocidades de la junta militar.


En ese setiembre de 1979 otra vez el gobierno militar que pisoteaba los derechos civiles y mantenía lejos a la democracia iba a tener otro argumento propagandístico.

Porque la selección argentina juvenil deslumbraba en el Mundial de su categoría en Japón y ganaba el título con Maradona, Ramón Díaz y otros pibes que tendrían posterior trascendencia.

Y ese clima que se respiraba desde el año anterior tras la victoria de la Selección mayor en el Mundial tuvo otra vez ebullición desde el mismo gobierno, apoyado por medios periodísticos que instaban a que la gente saliera a la calle a festejar. Todo esto sucedía mientras la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitaba el país para recibir denuncias y realizar un informe. Llegó el 6 de setiembre de 1979 y concluyó su labor el 20.

Según el libro Nunca más, "(la comisión) elaboró un informe que, pese a su importancia, no tuvo difusión en ese momento en la Argentina. El número total de denuncias que recibió la comisión fue de 5.580, de las cuales eran nuevas 4.153, y 1.261 comunicaciones se referían a casos ya registrados y que estaban en trámite".

Durante su permanencia en el país la comisión se entrevistó con algunas autoridades nacionales, tales como el teniente general Jorge R. Videla, los integrantes de la junta militar (Viola, Graffigna y Lambruschini) y los ministros del Interior (Harguindeguy) y de Justicia (Rodríguez Varela). Además de Buenos Aires estuvieron en Córdoba y Santa Fe.

Argentina fue campeón juvenil el viernes 7 de setiembre y ese día, mientras por las radios se divulgaba hasta el cansancio el eslogan "Los argentinos somos derechos y humanos", como respuesta a la comisión, el presidente de facto Jorge Videla salía al balcón de la Casa Rosada a saludar a miles de chicos de las escuelas secundarias que habían faltado a clases usando como pretexto el campeonato logrado.

El lunes 10 de setiembre, cuando arribó la selección juvenil desde Japón, la bienvenida fue multitudinaria y Videla les ofreció una recepción a los chicos dirigidos por César Menotti. Las 250.000 calcomanías encargadas por el gobierno estampaban los autos de la Capital Federal, como queriendo tapar la verdad. Y Diego Maradona le decía a Videla: "Este triunfo es para usted y para todos los argentinos".

El informe demostró que había argentinos inhumanos, torturadores y asesinos.

Colaboradores del proceso

José María Muñoz, más conocido como el Gordo o como el Relator de América por radio Rivadavia, fue uno de los más eufóricos en la campaña "Los argentinos somos derechos y humanos".

Decía al aire "Vayamos todos a la Avenida de Mayo y demostremos a los señores de la Comisión de Derechos Humanos que la Argentina no tiene nada que ocultar". En tanto, largas colas de familiares de desaparecidos hacía sus denuncias.

También la revista Gente editaba en su tapa un título de Carta Abierta sobre derechos humanos con la foto de Maradona festejando un gol.

El subdirector y encargado periodístico era Samuel Chiche Gelblung y en sus páginas resaltaba a los familiares de las víctimas de hechos subversivos pero nunca se refería a los caídos por torturas y los miles y miles de torturados y desaparecidos sin juicio previo.

Así se movían ciertos periodistas que apañaban al proceso militar.

domingo, 6 de septiembre de 2009

La saeta rubia

El 4 de setiembre de 1960, el Real Madrid -con los argentinos Domínguez y el gran Alfredo Di Stéfano- , arrasaba a Peñarol de Montevideo por 5 a 1 y ganaba la primera Copa entre europeos y sudamericanos. El Real lograba un ciclo incomparable.

Ese 1960 había marcado al gran equipo de Peñarol de Montevideo como el primer campeón de la Copa Libertadores de América.

Y también en ese año Real Madrid culminaba uno de los ciclos deportivos más exitosos de la historia. Además de los títulos españoles lograba por quinta vez consecutiva ganar la Copa de Campeones de Europa.

Ya desde mucho antes el dirigente francés Henri Delaunay tenía la idea hacer una confrontación para definir al mejor equipo del mundo. Y justamente quería que jugaran el campeón europeo con el de Sudamérica (por América), que eran los dos continentes con supremacía en el fútbol.

Por eso, al ganador de esos partidos, local y visitante, lo llamaban campeón del mundo de clubes.

El 3 de julio en el Centenario, lugar en donde se había jugado la final del primer Mundial de selecciones en el '30, salían a la cancha los fogosos jugadores del Carbonero dispuestos a vencer a ese "invencible" equipo en donde deslumbraba La Saeta Rubia, ese delantero que hacía largo rato era el mejor de Europa y para muchos el mejor del planeta fútbol. Era Alfredo Di Stéfano, nacido el 4 de julio de 1926 en el barrio de La Boca, y consagrado en el fútbol en River Plate. Pasó un año a préstamo por Huracán y después fue campeón y goleador con 27 tantos del Millonario de 1947; también fue campeón de la Copa América con la Selección argentina ese año.

Después emigró al fútbol colombiano y en 1953 debutó en el Real Madrid para darle ocho títulos en diez años.

Pero en esa primera final de la Intercontinental el campo embarrado del Centenario no permitió lucimientos e igualaron 0 a 0.

Ni los propios uruguayos se esperaban lo que pasaría en la revancha el 4 de setiembre ante 120 personas en el estadio Chamartín, del Real Madrid, también llamado Santiago Bernabeu en honor a su presidente activo. En sus páginas de historia la FIFA consigna que "el encuentro fue televisado a 13 países con una audiencia cercana a los 150 millones de personas".

El Real Madrid saltó al campo con un ímpetu desmedido y a los diez minutos ya ganaba por 3-0 gracias a dos magníficos tantos de Puskas y uno de Di Stéfano. Herrera y Gento se unieron a la fiesta de fútbol de aquella noche memorable y Spencer rubricó el gol de la honra uruguaya. La velocidad que los Blancos le imprimieron al balón y su constante control del juego no dejaron ninguna oportunidad a los Charrúas, a quienes sólo les quedó reconocer la superioridad de su rival.

El Real consumaba la obra final dentro de un fútbol veloz y ofensivo que deleitaba a sus hinchas hinchas y a los simpatizantes rivales. Dentro de ese esquema Di Stéfano estaba por toda la cancha y la historia lo reconoce como uno de los mejores.

Sin discusiones

El Real Madrid formó con Rogelio Domínguez, José E. Santamaría, Zárraga, Marquitos Alonso, Vidal, Pachín Pérez, Herrera, Del Sol, Di Stéfano, Puskas, Gento. Peñarol con: Luis Maidana, F. Majewski, William Martínez, Santiago Pino, Milton Alves Da Silva (Salvador), Walter Aguerre, Luis A. Cubilla, Linazza, Hohberg , Spencer y Borges. Los goles fueron: PT 2' y 8' Puskas, 3' Di Stéfano y 40' Herrera (RM). ST 9' Gento (RM) y 35' Spencer (P).

7 a 3 en la final
Goleada en Escocia. Para llegar a ser campeón de Europa en 1960 disputó siete partidos (ganó 6 y perdió 1) con 31 goles a favor y 10 en contra. En semifinales eliminó a Barcelona y en la final jugada en Glasgow, Escocia, venció a Eintracht de Frankfurt por 7 a 3 con 4 de Puskas y 3 de Di Stéfano.

418 goles en el Real Madrid
Según la estadística de partidos oficiales y amistosos, Alfredo Di Stéfano anotó 418 goles en 510 partidos en ese club. En su campaña total fueron 712 goles en 918 partidos.

Imágenes de aquel partido, de un informe de la televisión española en YouTube.