El 31 de marzo de 1974, con carreras de la F1 y F2 nacional se cortaron las cintas para inaugurar el nuevo autódromo que reemplazaba al ubicado en el Parque. Unas 30 mil personas fueron ese día y el mendocino Emilio Bertolini fue segundo.
El ruido de esos motores era infernal y a la vez melodioso para los fanáticos del automovilismo.
Cada vez que pasaban esos Fórmula 1 argentinos se estremecía el cerro, convertido en tribuna de la recta principal.
Ese domingo 31 de marzo de 1974 se inauguró el autódromo General San Martín en el piedemonte mendocino. El circuito del Parque se lo trasladó más arriba para transformarlo en uno de los mejores autódromos del país.
Ubicado a 1.090 metros sobre el nivel del mar, desde los boxes se observaba el Cerro de La Gloria y más abajo la ciudad de Mendoza (a 750 sobre el nivel del mar).
Eran los años de esplendor para los monopostos de F1 Nacional, con mayoría de autos construidos por Oreste Berta, derivados del Cooper-Tornado.
Berta había importado de Inglaterra , junto con la fábrica IKA, el chasis Cooper de la F1 Internacional y le adaptó un motor Tornado de 4.000cc y 350HP. Los primeros años de esa categoría en nuestro país eran piloteados por Eduardo Copello, quien fue casi imbatible, ya que su auto técnicamente era muy superior a todos.
Los demás debieron esforzarse para construir vehículos parecidos, lo cual fue un hecho positivo para la categoría, ya que, según los especialistas, en esos años se produjo así que una categoría nacional estuviera más cerca de los autos importados.
Berta llegó a construir un modelo con motor Tornado con preparación libre, alimentado a inyección, que erogaba aproximadamente 370HP, con una velocidad final en el veloz óvalo de Rafaela de 375km/h. Nunca en las categorías nacionales hubo un auto de esas características.
Ese auto, al mando de Néstor García Veiga, realizó el récord del óvalo rafaelino. Con el tiempo de vuelta logrado, podría haber estado en el sexto o séptimo lugar en la grilla de partida cuando vinieron los poderosos autos de Indianápolis a correr las 300 Indy en 1971.
Esa vez corrieron en el flamante circuito los mejores pilotos argentinos como Guerra, Monguzzi, Ternengo, Calamante, Sotro, el mendocino Emilio Bertolini, y se destacaron Jorge De Amorrourto en la Fórmula 2, que fue preliminarista, y en la F1 Rubén Luis Di Palma, padre de José Luis, Patricio, Marco y abuelo de Josito, quienes corren actualmente.
En ese autódromo corrieron por 23 años todas las categorías del automovilistmo nacional, y además hubo F2 Internacional y varias veces ciclismo. Esas carreras de la inauguración, presenciadas por unas 30 mil personas, se vieron demoradas por invasiones del público al circuito, porque se acercaban demasiado al asfalto.
Hasta noviembre del ’97 el circuito fue utilizado, después las autoridades lo dejaron abandonado.