domingo, 9 de agosto de 2009

Belleza del agua

Mientras viajaba en el barco rumbo a Europa no paraba de nadar en la piscina que tenía el transa tlántico que transportaba a 52 deportistas argentinos. “Yo era la única mujer que iba en la delega ción. Como iba sin acompañante, durante el vi je en el ‘Cap Arcona’ siempre me colocaron en la mesa de los delegados”, contaba Jeannette Campbell del viaje en junio de 1936.

“Durante la travesía practicaba en la pileta del barco, que era muy pequeña. Claro que mi entre nador, Juan Carlos Borrás, ideó un sistema muy especial para ayudarme. En Río de Janeiro consiguió una especie de soga de goma (o cámara de bicicleta) y la enganchaba en los bordes de la piletita. Así que cada vez que nadaba hacia adelante, el invento de Borrás me empujaba nuevamente hacia atrás”.

Llegaron 25 días antes a la ciudad alemana de Berlín, donde se realizaron los Juegos Olímpicos.

Campbell resaltó lo útil que fue llegar con tanta anticipación, destacando la per­fecta organización. “A mí no me ubicaron con el resto de la delegación (que eran todos varones), y en cambio estuve en una hermosa casita donde también aco­modaron a las atletas australianas y japonesas”. La casa estaba ubicada dentro del campo de deportes, donde estaba el estadio, muy cerca de las piletas (en las que la nadadora argentina podía practicar todo el tiempo).

Campbell nació el 8 de marzo de 1916 en Saint Jean de Luz, en la región de Ba­yona, al sur de Francia. Ella decía que su lugar de nacimiento fue por casualidad, y que siempre se sintió argentina. Era hija de John Campbell, un escocés que vi­vía en Argentina, y nieta de Mary Gorman, una de las maestras que trajo Sar­miento al país. En 1914, sus padres hicieron un paseo por Escocia, pero estalló la Primera Guerra Mundial y no pudieron salir de Europa. Luego se trasladaron a Francia, donde nació Jeannette, y después volvieron a nuestro país al barrio de Belgrano R, donde Jeannette creció, vivió y murió (en el 2003).

Desde pequeña se sintió atraída por los deportes. Comenzó a practicar natación y se notaba su gran estilo, batiendo récords argentinos y sudamericanos. Y llegó a ese agosto de 1936 para competir en la eliminatoria de los 100 metros libre. El día 8 ganó su serie y marcó 1m10s 4/10. El 9, en la semifinal volvió a bajar su tiempo con 1m8s4/10 y se clasificó a la final del día 10 de agosto de 1936.

Tuvo una mala salida pero mejoró en los últimos 50 metros para llegar muy cer­ca de la nueva campeona con récord olímpico, la holandesa Rita Mastenbrock (1m5s9/10), aunque también lo batiría Jeanette (1m6s4/10).

Así se transformaría en la primera mujer en ganar una medalla olímpica. Además en natación sólo Alberto Zorrilla en los Juegos Olímpicos de Amsterdam, en 1924, había ganado el oro en los 400 metros libres. Y recién Georgina Bardach ganaría el bronce en Atenas 2004, en los 400 combinados.

Fue una sirena de la natación argentina. Y lo hizo en el ’36.

Fotos:
El podio. La alemana Arendt (3ª) hace el saludo nazi; la holandesa Mastenbrock (1ª), y Campbell (2ª). La pileta. El predio fue construido con capacidad para 20.000 personas. La meta. Por el andarivel 6 llega Jeannette, bajo la atención de los jurados, que tenían el control manual.

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